jueves, 5 de marzo de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
El Centro de la Mujer me había invitado a participar en una tertulia esta tarde. Por motivos mayores no puedo participar. En mi agenda, el 6 y el 7 de marzo tienen, desde hace ya tiempo, una ocupación especial. Me hubiera gustado participar. El tema de la tertulia me gustaba. Mirada masculina de lo femenino.
No sé qué es lo que podría aportar mi voz, que en este momento está escribiendo, como casi todos los días, para un mundo femenino, desde una mirada sensible. Mi voz, mi palabra, mi mirada puede ser todo lo femenina que quiera, en mí mi madre se dejó una gran parte de su vida. Mí mirada… Era yo el que se quedaba viendo los dibujos animados mientras mi hermana pequeña quitaba la mesa. Era yo el que se echaba la sienta mientras mi hermana pequeña ayudaba a mi madre a fregar los platos. Era yo el que salía a jugar con los amigos mientras mi hermana pequeña barría el comedor. ¿Qué palabras dirá mi voz masculina de lo femenino?
Vamos por orden. Tengo una madre que me educó así y creía que lo hacía bien. Y lo hizo muy bien, aunque en este aspecto metió la pata como el resto de mujeres de su familia. Mi hermana, odia decir que fue educada mimadamente entre tanto hombre, cinco. Creo que queda claro por qué. Al no casarme no sé cómo me habría ido la vida, tengo muchas mujeres que me hacen muy fácil la historia y con cuya amistad soy muy feliz. Muchas noches hablo con mi hermano pequeño, al que uní con esposa y no esclava, y lo pillo planchando.
Gracias a Dios los tiempos van cambiando. Y este mismo Dios debe cambiar las cosas en su misma casa. Es mucho pedir, no sabéis cuanto, el sacerdocio para las mujeres. Tendrá que venir una crisis mayor que la que estamos soportando. Pero sí otras cosas donde la voz y el trabajo de la mujer se haga notar. Tengo la suerte de haber estudiado Teología con bellas mujeres, una de ellas fue azafata de Costa Cálida, aunque ninguna de ellas llegó hasta el final, pues el amor las llevó por distintos derroteros de la mies del Señor. Me da vergüenza saber que una amiga, profesora en un seminario, tenga que estar nominada con el nombre de su esposo por el hecho de ser mujer. En estos tiempos estas cosas claman al cielo.
Es mejor que no vaya a la tertulia pues lo femenino de mi masculinidad es, como decía Bernarda Alba, llevar falda. Buenos días nos dé Dios. Muchos besos a mis mujeres, y perdonad.

Un abrazo.

Gregorio.


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