jueves, 29 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
La semana que viene lloverá. De eso estoy seguro. La semana que viene tengo curso en Madrid y, como en otras ocasiones, lloverá. Ya lo estoy viendo. Hoy, antes de ponerse el sol he visto unos nubarrones que no me han gustado nada. Pero a pesar de las nubes, del agua, del paraguas y de lo que sea, trataré de aprovechar el tiempo.
Este curso está terminando, poco a poco, las tesinas, los proyectos, o lo que tengamos entre manos, se va haciendo para ser defendido en mayo y fin. No sé qué voy a hacer. Me gusta tanto este curso. Me gustan tanto las personas con las que lo comparto. Me gusta tanto la dimensión que ha creado en mi vocación. No sé, esto no puede terminar con una exposición, un power point, o una película.
Tendríamos que crear temas de estudio para seguir trabajando juntos y, como inspectores, recorrer toda la geografía franciscana. Mañana haré la maleta cuando regrese de FITUR donde iremos para acompañar a La Puebla en su presentación ante el mundo entero. Estoy seguro que mañana, recorriendo las comarcas españolas, en esos pequeños pabellones, me acuerde, al ver una paella, un patio andaluz, una ría gallega, unos poemas de Machado, o la Cibeles, de toda esa buena gente que, dejando sus clases y alumnos, y lo que es más importante, su familia, esposos e hijos, deciden compartir este cursillo por hacer mejor su colegio y darle calidad a la enseñanza.
La semana que viene lloverá. Pero no importa, estoy rodeado de buena gente. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

Buenos días, Amigos.




Buenos días, Amigos.
Bueno, eso de Buenos días. Buenas tardes, que ya es casi la hora de comer. Entre unas cosas y otras y, sobre todo que me he levantado tarde, no he tenido tiempo para nada. Sí, no tenemos colegio. Hoy festejamos civilmente a la Virgen de la Paz, patrona de La Puebla y a la cual no se le tiene devoción. Fue el sábado y por eso los Colegios la hemos pasado el día de descanso a hoy, para unirlo al día de mañana, Día de la Enseñanza, y al fin de semana. Si hay alguno listo con un fin de semana así sí que se puede hacer una buena escapada.
Uno que no tiene dinero ni posibilidades, que está con los bolsillos abiertos a cualquier invitación, prepararé las maletas, una mochila mejor, para ir mañana a FITUR, la feria de mis sueños. Escribía ayer un periodista que un viaje puede ser la mejor forma de olvidar la crisis. Yo me reía. Como no te vayas a estos países que están peor que nosotros y acabes dando gracias a Dios por todo lo que tienes, la oferta de turismo muestra unos lugares, unos hoteles, un personal que parecen la seducción del mismísimo diablo.
A mí si me gusta viajar es por escribir, por plasmar lo que veo, lo que siento, lo que me hacen. Comprendo a Javier Reverte cuando dice que los libros se escriben con el culo antes que con la imaginación o la inspiración. Mi gran sueño sigue siendo la India. El martes conocí a una persona que va mucho a la India, que está muy integrado en su cultura y en su gente. Pero me quedé de piedra cuando, esperando unas palabras con karma me habló de cagar y de unos monos meones. Para eso me quedo en La Puebla que en mis paseos por el Colesterol también me dan apretones. Menos mal que la película El buen nombre me ha devuelto la mirada hacia aquellas tierras y, con la inspiración de Nikolái Gogol, coger una almohada y una manta y salir a ver mundo para llegar a donde no se pueda ir más lejos. Decía San Francisco que su claustro es el mundo. Mañana me gustaría encontrármelo en FITUR. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.


miércoles, 28 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.





Buenos días, Amigos.
Haciendo Memoria Histórica y tratando de conocer mejor a unas personas, unos Amigos han preparado una documentación en la que muestran la admiración, estima y cariño que sienten por estos personajes. Las carpetas contienen unos cortos visuales en donde se aprecia la evolución física de esos hombres que por sus conocimientos, educación e inteligencia, han dejado huella significativa en mis Amigos y, tratan, con este detalle, de ser agradecidos a tanto que han recibido a lo largo de este tiempo pasado.
Estos Amigos han querido que participe en este evento y me han pedido que prologue estos cortos a modo de sinopsis. Agradezco el reto, pero sobretodo la confianza que han puesto en mí. Yo mismo me he dado cuenta, tras ver las distintas escenas, que es más fácil escribir de quien no se conoce nada que de quien se sabe algo más que su nombre. Solo espero que mis palabras, como las que se escriben en la carátula de una película, no estropeen la belleza de su contenido porque la vida continúa. La memoria seguirá haciendo historia en la que recogerá una palabra, un libro, un viaje, unos amigos, un no sequé que hará que nuestros derroteros vayan por un camino u otro. A todo, tiempo.
Ayer encontré, en una casa toledana, una tarjeta de cumpleaños, cuya concepción era muy artística, llamó mi atención. Un anónimo inglés, lleno de sabiduría, escribía sobre el tiempo y decía algo así: El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan, demasiado rápido para aquellos que temen, demasiado largo para aquellos que sufren, demasiado corto para aquellos que se regocijan. Pero, para aquellos que aman, el tiempo es la eternidad. Que será que mi tiempo tiene sentimientos en los que siento de todo. Tal vez, porque disfruto con el demasiado. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.


martes, 27 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
Sigo dándole vueltas a mi negro. Han sido muy graciosos los comentarios e interpretaciones que he recibido. Hay hombres, como mujeres, que tienen un cuerpo precioso. Tenía una amiga en Alcalá que cuando veía a un chico mono decía que cómo había parido una mujer una cosa tan bella. Djimon Gaston Hounsou tiene un cuerpo precioso, y seguramente por su cuerpo es un taquillazo de actor que no puede echarse a la siesta pues su fama le obliga a derrochar energía para no deformar lo que la naturaleza le ha brindado.
Me gusta mucho un artículo que escribió Rosa Montero sobre la belleza. Lo titula “La belleza entre las tinieblas”. Seguro que lo podéis encontrar en Internet. En el habla de esa envidia que todos sentimos cuando vemos algo bello, perfecto y sublime, pero que está cargado, no tanto de un don cuanto de sacrificio y sufrimiento por alcanzar la perfección. Por mucho que me machacase en un gimnasio nunca llegaría a tener un cuerpo como el de Djimon pues mi propia naturaleza me lleva por otras formas. Tengo el esternón torcido y el juego de costillas me produce en el torso una gran cavidad. Si el cuerpo de Djimon podría haber sido esculpido con mármol negro por cualquier artista griego y colocado en el Olimpo para veneración de los mortales, mi cuerpo, más bien, podría haber sido hecho con terracota por Antonio Oteiza, el hermano de Jorge, que para algo es franciscano. Sus esculturas, de pechos huecos y cabezas asustadas, bien podría ser una radiografía mía. Me ofrecí para hacer algunos desnudos pero cuando ciertos pintores de poca monta vieron lo que tenía que ver, el pecho, no seáis mal pensados, ya adivinaban que el cuadro no se vendería.
Por eso sigo admirando aquellos cuerpos de ébano cubanos que con bolsas de plástico, de basura, por no ensuciar el chándal, se entrenaban para ser campeones del mundo de boxeo; sus saltos en el cuadrilátero hacia atrás eran casi perfectos. No me extraña que fueran considerados dioses en la Isla, mientras me iban a pedir ropita para sus hijas a la parroquia. Si tuviera un cuerpo como el de Djimon iría por la calle desnudo, como los lirios del campo, pero sabiendo que también se marchita. Pero no lo tengo. Esta es mi realidad. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.


lunes, 26 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.






Buenos días, Amigos.
Llevo todo el fin de semana con una canción metida en la cabeza. Seguro que la conocéis, en su tiempo fue canción del verano y, quien más o quien menos, la bailó en alguna que otra discoteca o terraza veraniega. Es la canción de Georgie Dann, Mami, qué será lo que tiene el negro. Se me ha metido y no hay quién me la saque. Mami, qué será lo que tiene el negro. Mami, que será lo que tiene el negro. Mami, qué será lo que tiene el negro.
Todo ha comenzó cuando me hicieron saber ciertos comentarios que surgieron en el pasado encuentro del Club de Cine cuando después de proyectar la película, En América, de Jim Sheridan, todo se centró en la figura del negro de la película. Hace ya años que vi, en la desaparecida sala del cine Tívoli de Madrid, esta película. Recuerdo que lloré mucho. Después la he vuelto a ver varias veces, en DVD o en televisión, y las lágrimas no fui capaz de evitarlas de nuevo. No me acordaba del negro de la película.
Buscando imágenes en Internet lo he recordado y reconocido a Mateo. Vaya negro, toda una belleza masculina de ébano. No me extraña que algunas marcas de ropa interior para hombre lo hayan seleccionado para hacer su campaña publicitaria, colocándolo en cueros en dimensiones gigantes. Yo sigo con mi canción. Mami, que será lo que tiene el negro, etc.…
Estamos hablando de Djimon Gaston Hounsou; actor, bailarín, modelo, dos veces candidato al Oscar. Me encanta el papel que hace en Gladiator. No me extraña que su presencia descamisada en la película causara admiración. Menudo cuerpo que tiene. Ese es su reclamo. No creo, como se llegó a decir, que si fuera sacerdote las mujeres irían más a misa, pues son demasiados los trapos que deberían tapar su negro torso. No me veo a mis feligresas cantando, Mami, que será lo que tiene el P.Gregorio, porque cada uno tiene lo que tiene. Además, esos cuerpos tan perfectos me dan miedo. Para mí, la belleza, tanto de un hombre como la de una mujer, reside en su sonrisa que me transmite confianza y cariño. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.



jueves, 22 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Por fin ha terminado Gran Hermano. Y digo por fin porque me había picado un poco con esta décima temporada o edición. Me engancharon algunos de los diferentes personajes que el primer día aparecieron en la puerta de esa Gran Casa. Me engancharon algunas conversaciones que se tuvieron. Y, sobre todo, me ha enganchado, como en ediciones anteriores, la forma de expulsión y la forma de ganar.
Como he pertenecido en algún concurso como miembro de un jurado he visto muchas y muy diversas formas de votar a uno sobre otro. Pero en estos concursos televisivos me sorprende la enorme maquinaria que hay detrás de las cámaras moviendo comentarios, levantando afinidades, haciendo simpáticos a unos participantes y groseros a otros. No sé si se vota la inteligencia, la belleza, la capacidad de sobrevivencia o la ganas de convivir.
Recuerdo la gran polémica que surgió cuando la primera edición iba a emitirse y hoy es enorme la fila de voluntarios que se ofrecen y muestran en los diversos casting por toda España. En el fondo cada uno de nosotros vivimos un gran hermano; somos juzgados por los demás sin ser conocidos, somos caracterizados por una hazaña, somos reconocidos por una imagen. Crea fama y échate a la siesta, es lo que siempre se ha dicho.
Lo malo es que estos jóvenes solo quieren vivir del cuento, como lo hicieron sus compañeros de ediciones anteriores, ya que les abre las puertas del gran espectáculo de la televisión donde, por su cara bonita, se convierten en modelos de pasarela, en presentadores de programas, o, lo peor de todo, en voz de cátedra en debates y tertulias. Hace unos días, la voz de una joven que estudia medicina, exigía a su padre que quitase ese programa de la televisión y viese algo más instructivo. Y le doy toda la razón. Ella, que estudia para salvar vidas y hacer que nuestro cuerpo funcione mejor, debería tener el éxito, la fama y el respaldo de una audiencia que solo mira, evasivamente y con envidia, a unos mozos moverse en una pecera. Buen fin de semana. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

miércoles, 21 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
Uno, con los años, ha ido perdiendo la percha; los años han ido trayendo kilos y otras cosas. Ya os he comentado cómo había un fraile que me llamaba el “finísimo Gregorio”, no tanto por los ademanes de mi educación cuanto por lo delgado que he sido. Se podía decir que en la niñez y la juventud he tenido un físico paterno y, con la entrada a la madurez, que siempre se está entrando, uno saca el cuerpo de la madre. Sé que la delgadez, si no es extrema, puede mostrar una buena salud y, la obesidad, si no se pone freno, además de sabiduría y felicidad, puede traer algún que otro problema.
Uno saca aquí, en esta fresca mañana, el tema del body porque ayer me fui de rebajas con un amigo. Os confieso que no es una etapa comercial que me guste ya que para mí, que soy un XL largo, no encuentro nada. Pero ayer me pasó algo, que si lo analizas desde la óptica de la amistad deja mucho que desear. Después de dar vueltas y ver cosas preciosas, pero en tallas inferiores a la mía, encuentro una trenca que, aunque a mi amigo no le gustaba a mi sí por ser de pana, confortable y con una pinta de ser muy abrigadita, además el descuento la hacía una pieza muy asequible. Mi amigo que vio la cola que en ese momento se había formado para pagar trató de convencerme de que no me caía bien, de que había mucha gente para pagar, de que diésemos una vuelta y a la vuelta la comprásemos. Sabía que la perdía y que perdería la confianza de mi amigo.
Efectivamente, dando esa vuelta él se probó y compró aquello que le parecía que le quedaba bien y terminado el recorrido me dice que nos vamos. Al recordarle el abrigo me manda a por él mientras el tiene otros menesteres en el coche. No estaba ya la prenda, solo quedaban sus hermanas de tallas inferiores. La tensión me subió y subió de rabia, no sé si porque no estaba la prenda o por el egoísmo que había sentido de mi amigo.
Siempre he dicho que si una prenda desaparece es que no es para mí. Pero también tengo esa sensación con algunos amigos que, a la fuerza, se van convirtiendo en meros conocidos que solo buscan tapar su soledad, como que no son para mí. No merece perder el tiempo. Como dice mi amiga, Bea: es que espero algo mejor, espero alguien mejor. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.


martes, 20 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.





Buenos días, Amigos.
Hay ciertos programas de televisión que nunca me hubieran llamado la atención si una nota afectiva no me hubiera hablado de ellos. En la carta a sus Majestades, los Reyes Magos de Oriente, mi sobrino pedía algo que desconocía el tío. Mi sobrino quería que Melchor, Gaspar y Baltasar les trajeran las Trancas y Barrancas. Fuera del dicho desconocía a que se refería. Consultado con los expertos me informaron que eran unos muñecos, marionetas en forma de hormigas, que en un programa de las nuevas cadenas de televisión hacían unas entrevistas muy divertidas y terminaban cantando no sé que canción para irse a la cama.
Hace unos días pude ver dicho programa, dichas hormigas y, sobre todo, un personaje que me dejó impactado por su sentido humilde de la fama. Me refiero a Will Smith que se encontraba de gira por España para promocionar su última película, Siete almas, que parece no tener desperdicio. Ayer, motivando a mis alumnos del momento histórico que estábamos viviendo al proclamarse en unas horas como presidente de los Estados Unidos una persona de color, Barack Obama, les decía el comentario que tal estrella de la pequeña y gran pantalla le comentaba al presentador del Hormiguero, que así se llama el programa televisivo. Por lo visto la hija de Will Smith se sobresaltó al ver a su padre llorar, se puso muy nerviosa al ver a progenitor llorar frente al televisor, como si le pasara algo importante. Su padre, Will Smith lloraba emocionado tras los resultados electorales del pasado mes de noviembre en los Estados Unidos y había salido vencedor un negro.
Os confieso que yo ayer también me emocioné y lloré; no pude ver, como muchos de los habitantes de este planeta, la toma de posesión de Obama. Ante las imágenes que pude ver de la explanada del Capitolio, donde una multitud de personas querían ser testigos directos de ese momento histórico, y tras escuchar las voces y súplicas de un pastor polémico, me derrumbé en el llanto y apagué la televisión. Yo también quería rezar, sentía que mi espíritu estaba en ese instante, unido a muchas personas de todos los rincones del planeta, compartiendo ilusiones, alegrías y esperanzas. Mucha suerte, Presidente Obama; cuente con mis oraciones. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.


Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.

Tenía muchas ganas de ver la exposición Cine español, una crónica visual que se encuentra en el Instituto Cervantes de la calle Alcalá. Me gusta el cine. Me gusta el cine español, tal vez por ser el nuestro, por ser el que tenemos. Si bien uno apaga su teléfono móvil para ver el espectáculo yo pedí permiso para abrirlo y poder hacer unas fotos.
La exposición consta de varios paneles en donde se muestran, por un lado la cartelera que reclama la atención del espectador, y, por otro, un recorrido fotográfico por diversas escenas de películas muy familiares para nuestra memoria. Llama la atención una sala más oscura en donde se muestra cronológicamente la Historia del Cine Español desde los orígenes por los años 1896 hasta nuestros días. Y digo que llama la atención porque la muestra llama al periodo de 1996 a 2006 etapa de futuro para terminar con imágenes del cine actual. No sé que dirían los historiadores y más los linguistas.
En los tres espacios de la exposición podemos ver varios televisores que constantemente están ofreciendo escenas cinematográficas de este itinerario, una de ellas de pantalla gigante con asientos para poder ver cómodamente. Se pretende ofrecer una mirada emotiva y reflexiva sobre nuestra cinematografía. El cine es un documento que guarda en sus páginas la evolución de nuestra sociedad.
Es una pena, con lo grande que es Madrid, las exposiciones, esta exposición es gratuita, estén vacías, con grandes gastos de luz, calefacción y personal, mientras por la calle las aceras están abarrotadas de personal que busca un aliciente en la vida y que solo se paran en los escaparates de los comercios que ofrecen rebajas. No desespero. Me gusta mucho el cine, también las películas españolas. Tendremos que sacar el cine a la calle, como las Vacas que pastan por la Gran Vía. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

domingo, 18 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.




Buenos días, Amigos.
Como si de una purificación se tratase ha desaparecido toda la lista de números de la agenda de mi móvil al cambiar de celular. Como un rito indeseado que apaga y silencia a mucha gente que allí estaban inscritos; unos por familia y amistad, otros por trabajos y negocios: también los había indeseables, pero con ellos también hay que contar en la vida.
La lista era muy larga, demasiado. Muchos números había pensados en borrar personalmente porque desconocía su identidad. Algunos los había agrupado por afinidad en grupos y secciones. Otros eran imprescindibles para no sentirme solo en este mundo. El caso es que todos, absolutamente todos se han esfumado.
No me alegro por lo ocurrido porque me fascina el hecho de recuperar aquellos que merecen la pena. Me preocupan aquellas empresas que en los próximos días he de cometer, pero por el bien de todos mas vale que ellos espabilen. Siento que vivo la soledad de emprendedor, y eso me alegra. Como me alegra que alguien me llame por teléfono aunque solo sea por recuperar su número, si viene acompañada de una invitación a tomar café mejor, porque no es buena la soledad del aislamiento. Bueno, ninguna soledad es buena, auque para ser creativos uno debe saber establecer un espacio de silencio y reflexión para aportar algo a los demás.
Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio


jueves, 15 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
"Tengo sed". "Dame algo comer". "¿Tienes algo de ropa?" "¡Estos clérigos que no van a ver a los enfermos!" Estos y muchos más reclamos recibo al día. El reto de las Bienaventuranzas está en la calle y a todas horas. La paciencia, la solidaridad, el ser instrumento de paz y llorar con las penas ajenas es algo cercano. Por eso, cuando me invitaron a comer con los internos del Centro Penitenciario de Ocaña II, el bienaventurado y dichoso me sentía yo, mucho más que el que ejercía la caridad de la invitación. Porque siempre he visto como una laguna, como un vacío, como un reto en la vida visitar la cárcel, visitar los presos, visitar a aquel que ejerce la penitencia noche y día.
El pasado sábado un grupo de reclusos de Ocaña II, amigos y amantes del teatro, representaron en La Puebla de Montalbán, Quedan las palabras. Lo que comenzó como una actividad de tiempo ocupacional se ha convertido tras tres años en una pequeña compañía de teatro, Ícaro Teatro, que sueña, porque la vida es sueño, en otra realidad que la que ven día tras día y el teatro les muestra los sentimientos de libertad que necesitan.
Destaco la educación con la que fui tratado, la confianza demostrada y los guiños simpáticos de complicidad. Fue una tarde maravillosa en la que desaparecen prejuicios en la que rompes el pijama y ves rostros, nombres, personas e historias. Continuamente te preguntas qué habrán hecho estos jóvenes para merecer esta zona residencial con todos los gastos pagados y a la que nadie ni nunca queremos ir. Nunca había ido a visitar un preso. El sábado, avergonzado, sentía que eran ellos los que querían verme y visitarme. Incluso el rostro de Jesús se hacía más palpable cuando me presentan a uno que se considera cristiano activo y promueve, dentro de la cárcel, grupos de oración y de lectura. Y su testimonio fue visible pues cuando regresaba a Ocaña, tras ser registrado, cacheado y esposado, entre sus manos llevaba un libro grueso para leer en el furgón.
Esta semana me he sentido bendecido por el padre por tan grata experiencia que he compartido con mis alumnos y ahora con vosotros. Siento que he pasado a otra categoría y he heredado la confianza de los que creen en el Reino de los Cielos. Que tengáis un buen fin de semana. Buenos días nos dé Dios.


Un abrazo.

Gregorio.

miércoles, 14 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.





Buenos días, Amigos.
Desde pequeño y con una teología casera, de pueblo, de campo y de matanza, fui educado en los valores que esconden los Mandamientos de Moisés. Cuando era pequeño mi referencia era el Niño Jesús que, como un amiguito invisible mío, se enfadaba si mi comportamiento no era bueno o el deseado por mis padres. Por eso creo que desde muy joven las tablas del Príncipe de Egipto fueron referencia en mi vida. Con el tiempo, madurando la fe con los estudios eclesiásticos y la experiencia humana fui consciente que mi camino para llegar a la perfección no se encontraba en los relatos del Éxodo sino en los evangélicos y en concreto en las Bienaventuranzas. Jesús de Nazaret ya no era un niñito maravilloso sino un líder nato que arrastraba mi curiosidad por derroteros que yo nunca me hubiera imaginado.
Que duro y complicado es el examen de conciencia desde esta nueva perspectiva; ya no son mis acciones las que me condenan sino la falta de caridad, solidaridad y altruismo hacia los demás. Es en este mundo, en el aquí y ahora, cuando debemos de mostrar el sello cristiano en esas circunstancias en las que se nos pide que seamos buen samaritano.
No me gustan las medallas, ni las de oro ni las de plástico, ni las de metal. No me gusta que los símbolos religiosos se exhiban con orgullo y sí con sencillez y caridad. Últimamente hay muchos obispos a mi alrededor y eso no es bueno, demasiados ingenieros para arreglar un camino por el que no pasa nadie. Hay que volver a leer el Sermón de la Montaña y sacar las palabras frescas de Jesús para que tengan vida en nosotros y nos hagan portadores de paz, solidaridad y amor. Obras son amores y dejémonos de panfletos. La caridad es la virtud teologal que debe mover a las otras virtudes para crecer como persona y como creyente. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

martes, 13 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
No suelo ver la televisión, pero la otra noche me llamaron la atención dos canales que tenían el mismo formato de programa. En concreto eran Telemadrid y Castilla la Mancha Televisión que en sus espacios trataban de localizar a madrileños o castellanos manchegos que se encuentran en el extranjero. El canal manchego encontró a unos ingenieros estudiando e investigando en Pekín, Beijing, como decimos tras las olimpiadas, los madrileños se movieron por Denver, Estados Unidos, Helsinki, Finlandia, y la Patagonia, Argentina-Chile. Los madrileños buscaban el frío, vivían entre el frío y hacían cara al frío.
Recuerdo que salieron unas escenas en las que unas mujeres, con botas de tacón y plataforma, caminaban como si nada por el suelo frío y congelado. Y digo que lo recuerdo porque ayer tuve la experiencia del frío en La Puebla. Yo venía de realizar unas gestiones culturales y educativas del Ayuntamiento y otras más sociales con el Centro de la Mujer cuando nada más entrar en el patio del convento siento cómo mi cuerpo, sin querer, empieza a moverse.
Soy consciente de lo resbaladizo que está el suelo y de cómo, poco a poco, mi cuerpo se está inclinando hacia atrás, de cómo empiezo a desplazarme sin voluntad propia. Es entonces cuando recuerdo a la madrileña de Helsinki que decía que el secreto para andar por la nieve helada consiste en no andar rígidamente. Pero ya es tarde, he avanzado unos metros y veo que el suelo es mi fin en unos instantes. Antes de caer miro hacia los ventanales de 3º, 4º y 5º de Primaria, cuyos alumnos me saludan cuando paso por dicho patio. Menos mal, es la hora del recreo y las clases están vacías con las puertas abiertas. Entonces ya es ineludible. Me caigo, no consigo enderezarme, mis manos, como las de Ícaro quieren remontar el vuelo pero no pueden hacer nada. Me caigo, me caigo. Me caí.
La culá fue fuerte y sonora a pesar de llevar mucha ropa de abrigo que amortiguo el golpe. Vaya caída. Y me reí. Luego se lo conté teatralizadamente y si vierais cómo se reía, cómo se hubieran reído si me ven de verdad perder los papeles del Ayuntamiento, del Centro de la Mujer, del Colegio. Hace frío en La Puebla de Montalbán. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Comenzamos… Y comienzo. Tomando algo con gente de mi pueblo me preguntaron, nos preguntaron, así de sopetón, qué era lo que habíamos pedido al año nuevo, en qué pensamos cuando nos tomábamos las uvas, por qué brindamos nada más pasar la frontera del 2009.No sé si estábamos cinco o seis personas en el corro de la tertulia; cada uno fue dando motivos y explicaciones: por la paz del mundo, mira la que han liado los judíos y palestinos; por la crisis, bueno, por tener un poco de luz en este campo económico; por la salud, el trabajo y el amor, lo de siempre y que no falte; por mis padres que ya son mayores y la salud es lo principal para ellos; por dar un hermanito a mis dos hijas. Y me llegó el turno. No fui el último, que fue el del hermanito, y que fue el que realizó la pregunta, y cuya respuesta se la tuvimos que sacar pasados silencios y ángeles en la dialecta.
Estos días. Mejor dicho, esta Navidad, he recibido un mensaje subliminal que me ha repetido una y otra vez. La Compañía de Teatro “Ágape Teatro” representó con marionetas la obra “El Mago de Oz”. No conocía la obra, ni el cuento, ni la película, y mucho menos su mensaje. Me gustó mucho. A los pocos días, en un programa de Televisión hablan del país de Oz, llenándome de una terrible curiosidad que descargo buscando en Internet. Un amigo dejó la película y lloré mucho, como llora un niño de cuarenta y tres años. Y no termino. Fui al cine con unos amigos a ver Australia, que ya hablaremos otro día de esta película. La música de fondo y muchos guiños se lanzaban hacia la película del 39 “El Mago de Oz”.
¿Qué le pido al 2009? Tengo la sensación de que el año pasado ha sido una experiencia de búsqueda y que he exigido más de la cuenta. Como la pequeña Dorotea vengo a decir que se está muy bien en casa y que a mis amigos no les pida intelectuales cerebros, ni generosos corazones, ni arrogantes voluntades. Es lo que le he pedido al Año Nuevo, que acepte a las personas tal como son. Que seáis felices en estos fríos días del 2009. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

domingo, 11 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Anoche le echaba en cara a una amiga la falta de gentileza al no haberme felicitado ni las navidades ni el año nuevo. La amistad, creo yo, comienza con detalles pequeños, y la educación y cortesía en estos días pasados ayudan a renovar los votos afectivos. Creo, además, que durante el año que pasó hice méritos para ganarme su confianza y más de una noche la he llamado para ver cómo estaba. Ella se defiende alegando que las personas importantes no tenemos tiempo para las pobres como ella; que nunca me falta gente alrededor, que siempre estoy enganchado al móvil, que habré recibido muchos chrismas y felicitaciones en estos días y, no, como ella que está sola.
Tal vez esa es la única verdad, que está sola, que vive sola y que no tiene a nadie. A pesar de su soledad siempre tiene a mucha gente alrededor, entre los que me tengo incluido, para hacerle la vida menos sola. Pero se equivoca al considerarme una persona importante. Puede que haya gente cerca de mí, pero me considero y me siento muchas veces solo. Mirando las llamadas recibidas en el celular en estos diez primeros días del año podría salvar tres números, de los cuales me quedaría afectivamente con uno: una invitación a comer en la plaza. El resto, bodas y más trabajos.
Eso sí, yo no estoy solo, tengo unos padres que me han dado mucho, el aprecio y cariño recibido no tendré elogios para agradecerlo. Tengo unos hermanos muy cercanos al seno familiar. Amistad creo fácilmente y amigos todavía tengo apuntados en mi agenda. Me gustaría ser mejor considerado entre mi grey, pero ese es otro cantar, soy muy mío, un poco independiente; eso no significa que no sepa trabajar en grupo.
Por eso, como llanero solitario, no soy asqueroso al recibir las palabras, muchas veces reenviadas, pero que tienen carga de cariño y de amistad. Qué pobres y desagradecidos somos si no valoramos las palabras, los gestos y el aprecio que nos tienen los demás. Ahora sí que comienza el año para mí. Feliz 2009. Comenzamos. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio

jueves, 8 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Prometo que no era la intención que tenía, pero anoche, mientras preparaba unas cuentas, hablaba con la familia y unos amigos, me tragué el último capítulo de la serie, Sin tetas no hay paraíso, del canal cinco. Por cierto, no sé por qué se llama así cuando poco se hablan de las tetas de Catalina y todo el mundo habla del físico del protagonista.
Lo cierto es que fue una amiga la que me informó de que era el último capítulo, algo había visto en la prensa estos días pero no le di importancia. Mi amiga, como muchas mujeres españolas, enamoradas de este personaje, puso urgencia en nuestra reunión literaria y ya me advirtió que lo que más le gustaba de este hombre es ver cómo hace suya, como la toma, como la coge, a la chica de sus sueños. A mí que más me daba ver un canal u otro. Como esta serie está basada en un libro decidí no mover el canal y dedicarme a hacer de lo mío.
Fue muy agradable ver a Javi en la serie, pero la alegría duró segundo pues con él empezó una matanza, que si así fue la serie, ojo los ríos de sangre que habrán corrido por sus escenas. Apunté varias frases, como si fuera comienzo de año, los propósitos de ser buen ciudadano y mejor persona quedan por los suelos como muchos de los actores. Confieso que el epílogo final, esa confesión in extremis, está cargada de emoción y sentimiento; arrepentirse de las faenas y valoras lo que merece la pena me parece de lo mas bello que tiene la capacidad humana.
Terminada la serie no me resistí y llamé a mi amiga que lloraba mientras yo me reía a carcajadas. Han explotado, como se hizo en otro canal con los hombres de Pasión de Gavilanes, la figura de el Duque, que verle muerto cuesta. Pero no tiene que estar tan lejos de la realidad cuando, me he desayunado esta mañana, un ajuste de cuentas en pleno hospital. Eso me hace menos gracia.
En la sociedad en la que vivimos puede ser que sin tetas y sin abdominales no hay paraíso, pero ese lugar tan especial se lo gana uno por merito propio, y no solo de palabra, sino con obras, que son amores. No lloréis que ya vendrán otros guaperas que os levantarán las penas. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

miércoles, 7 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Buenos días y Feliz Año Nuevo. El 2009 comienza con un frío de narices y el fantasma de la crisis aleteando alrededor. Dentro de unas horas comunicarán la cifra de parados en los últimos días, nada que ver con lo muertos en Gaza. De ésta pasamos, seguro. Con un poco de ropa más podemos hacer frente a este terrible frío que congela mis ideas y que está deseando terminar este saludo para meterme en sedes más calientes. De la crisis económica no sé cómo vamos a salir, eso es verdad, pero creo que no es el final del mundo, pero me imagino que con miras más abiertas y solidarias podremos hacer frente a este fantasma. Lo que no tiene solución es la guerra.
Comencé el año atragantándome en la Plaza Mayor de La Puebla de Montalbán con las uvas, pues intentaba rezar a la vez, y casi lloro de emoción por el momento histórico que vivía. Creo que la historia, en un pueblo, se hace por medio de cosas muy sencillas, y la ocasión de tomar las uvas en la Plaza y con reloj, hacían de las campanadas un momento especial. Terminé emocionado de ver la Cabalgata de los Reyes Magos retransmitida desde Madrid, y cuando terminó de leer el discurso uno de los Reyes Magos me puse a llorar. Había estado viendo la televisión con la ilusión de un niño.
Pero también lloré como un niño y como un adulto cuando nada más terminar la conexión con la Glorieta de Cibeles comenzó el telediario anunciando los niños que habían muerto en Gaza. Hace un rato acabo de escuchar que ya son más de doscientos niños los muertos en esta batalla absurda. Lo dicho, la guerra no tiene solución y las secuelas son muy malas.
Con las campanadas pedía paz. A los Reyes Magos les pedía paz. A las Rebajas les pido paz. Al mundo le pido paz. La guerra no es camino de solución, todo lo contrario crea más violencia y odio entre los humanos. Con el estómago en crisis y muerto de frío seguiré pidiendo por la paz; porque en la paz sí que creo. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.