martes, 17 de marzo de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Ni qué decir tengo a la palabras de Don Jesús Neira, el profesor que en el caluros verano pasado, impartió la mejor de sus clases, dictó la mejor de sus conferencias, ejerció lo mejor de su saber estar. Bueno, sí. Tengo que decir que este tipo de personas, que son héroes sin pretenderlo, porque simplemente hacen lo que sienten, me emocionan, me ponen la piel de gallina y me hacen llorar.
Las mujeres de mi casa, mi abuela y mi madre, y también mi padre, exigían una buena educación y un mejor comportamiento de mí. Para eso mis diversos hogares eran auténticas aulas de respeto, cuya sabiduría popular de explicaba con refranes. El colegio no era un lugar pasivo de estar, ahí como te llamaran la atención o pusieras en evidencia lo que te enseñaban en casa con un mal comportamiento, la reina de mi casa, mi madre, te esperaba con la zapatilla. Por eso, para evitar citaciones y monsergas, en mi casa me exigían que me juntase con buenas personas.
Al profesor Neira la última clase le ha podido costar la vida, pero ha hecho que muchas vidas mejoren. Me gustaría arrimarme a él, es una buena persona, una excelente personas, que ha sabido calificar al cobarde que le agredió y a la infeliz por la que perdió su salud. Muy bien dice Don Jesús Neira, cuando establece entre los hombres los diversos escalones que hay entre ser una cucaracha y ser una persona. Toda nuestra vida tiene ese pretensión, la de ser persona, una buena persona, como Don Jesús. Lo malo es que por debajo del ser cucaracha se abre el sótano de los horrores y aparecen insectos devoradotes de muchas especies.
Hoy me alegro de la educación que he recibido de mis padres, de mis profesores, de mis frailes, porque me han ayudado a amueblar mi personalidad con ideas, pensamientos y sentimientos muy humanos. Termino de escribir, con ojos húmedos, piel marcada y un corazón emocionado, con las palabras del mismísimo Profesor, Don Jesús Neira. Le llamo Don, porque es un Señor. Le llamo Profesor, porque es un Maestro. “Hoy, quizás, soy más humano”. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

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