lunes, 22 de marzo de 2010

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Muchos sois los que me preguntáis cómo estoy, cómo me encuentro en mi nuevo destino y entre mis nuevos compañeros. La verdad, y siendo muy sincero, tengo que reconocer que tras un nefasto verano y un otoño perturbado, el frío invierno ha mostrado un nuevo camino en mi vida, como si fuera el comienzo de una nueva etapa en mi vida.
Guadalajara empieza a gustarme, comienzo a sentirla como mía y me gustaría poderla aportar algo nuevo, una chispa de creatividad, a esta ciudad que comienza a moverse culturalmente; aunque aquí, lo cultural, lamentablemente está muy politizado. Pero ya andaremos. Si Guadalajara es una ciudad sencilla su fuerte ha de ser la sencillez, la cultura sencilla de una provincia que mira mucho a sus pueblos, a sus gentes, a sus tradiciones.
También me gustan mucho los compañeros que tengo. Bueno, los hermanos, que para algo soy fraile. El Señor me dio hermanos, decía San Francisco. La nueva comunidad está formada por personas mayores. Podría decir viejo, pero no sería justo, en mi andadura frailera he visto a jóvenes más viejos que éstos. Mis nuevos compañeros tienen una rica experiencia, y eso se nota en las tertulias en la mesa y, sobre todo, en los encuentros formativos que tenemos. Además, algunos han tenido cargos importantes y ahora son, eso, un compañero más.

Esta mañana hemos tenido una de esas reuniones. Da gusto ver a la gente hablar, participar, dialogar y contrastar opiniones. Es verdad que tenemos sobre la mesa un tema candente y preocupante. Dada la falta de vocaciones, los abandonos que hay y la vejez del personal, los frailes franciscanos estamos hablando de reagruparnos de otra manera para trabajar juntos. Y el tema se las trae, pues no es un chiste huntar en un convento a un andaluz, a un castellano, a un gallego, a un vasco, o a un catalán, a ver cómo sobreviven. Eso sí que sería un estudio sociológico de hermanos grandes y pequeños. Pero especialistas tiene la Iglesia.


Confiemos en la Providencia, recemos y, mientras tanto, disfrutemos de nuestras comunidades, de nuestros hermanos, de nuestros compañeros. El futuro es oscuro y frío, pero lleno de aventura.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 22 de marzo de 2010.




martes, 16 de marzo de 2010

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
La muerte de Miguel Delibes me ha entristecido mucho. Si soy sincero me hubiera gustado tener la facilidad de derramar lágrimas, pero no ha podido ser; no soy plañidero. Fue mi amiga M. quien a primera hora de la mañana me comunicó la triste noticia con un mensaje en el móvil. Mientras me duchaba algo escuchaba en una emisora de radio pero creí que hablaban de la gravedad de las últimas horas. No sé que habrá pensado mis compañeros, pero el sábado yo tuve un pequeño funeral por él. Un hombre como Delibes, con la cultura y el saber estar que tenía, con la conciencia que demostraba en asuntos no solo religiosos, tenía que marcharse como Dios manda con su Señora de rojo sobre fondo azul. Me dio rabia, cuando le pregunté a un alumno en la calle si sabía la noticia y me respondió que quién era ese, cosas de la vida. Por eso me alegré cuando comprobé que algunas cadenas de televisión, sensibles con la noticia, me llevaron a Valladolid y poder participar en el funeral. Me hubiera gustado llorar pero no podía. Descanse en paz este buen hombre, este gran escritor y esta gran persona. Y, ahora, que vivan entre nosotros su personajes que se han quedado para la eternidad mirando a la milana bonita.
Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 16 de marzo de 2010.

lunes, 15 de marzo de 2010

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
No podía haber escogido un día mejor para regresar a casa. No podía haber escogido un domingo más festivo que el marcado por este cuarto domingo de cuaresma. No podía haber escogido un momento más especial que el que da la caída de la tarde y el amor nos abraza.
Conocí La Universal por casualidad, como una mariposa de flor en flor fui buscando los sabores del café de cafetería en cafetería, con mi corazón solitario y mi libreta negra. Si no recuerdo mal algo escribí hace unos meses. Y me gustó lo que vi. Me gustó lo que sentí. Me gustó tanto que celebré encontrar un rincón donde me sentía como en casa; sentía la cultura en el local, sentía la amabilidad de las personas, sentía que la música me llevaba y me traía de un lugar a otro.
Pero fue mi amiga la que empezó a hablarme de la bondad de ese local. Fue mi amiga la que me habló de ese hombre. Fue mi amiga la que sin pretenderlo hizo que yo me sintiera en un pequeño santuario con la liturgia del café. Pero ella no se atrevía a venir. La Universal, si para mí era un local donde mataba la soledad que me comía por dentro, para ella los recuerdos del pasado desestabilizaban su débil personalidad. Pero ayer fue el día tonto, la hora tonta y el momento tonto, en la que la convencí para volver a la casa de todos, a la cafetería de todos, a La Universal. Qué emocionante verla abrazar al pobre y sencillo ermitaño de La Universal. Ella lloraba, en el fondo lloraba, pero también sus ojos mostraban esas lágrimas del volver. Es más fácil irse, marcharse de la casa del padre. Lo difícil es volver.
Ahora comprendo, después de ver el rostro de mi amiga, que el padre bueno de la parábola quisiera hacer una fiesta. La Universal está de fiesta, ese local donde suelo refugiarme, como un bohemio, a tomar el café y a leer los periódicos prohibidos, siente entre sus cuadros, entre sus libros, entre sus paredes sucias por el humo, que mi amiga ha vuelto y eso hay que celebrarlo. Este domingo no tomé café en La Universal, con una cerveza celebré la vuelta a casa de mi amiga. Ya no estoy solo.
Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 15 de marzo de 2010.

lunes, 8 de marzo de 2010

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Veo que soy perezoso al escribir. Estos años de atrás, impuesto un fuerte ritmo en mi vida, el tiempo estaba marcado por el reloj que marcaba las horas, las medias, los cuartos y los minutos. Todo tenía su tiempo. Ahora que mi tiempo está menos ceñido noto que soy más libre para pensar y reflexionar que para escribir. Pero no quisiera dejar atrás algo que me ha caracterizado durante mucho tiempo como han sido los Buenos días a mis amigos. Quisiera retomarlos, aunque lo que más me gustaría es tener la inspiración que hacía de cada imagen una parrafada para los demás.
Hoy, al leer un bello artículo de una buena persona, como es Andrés Iniesta, han brotado recuerdos, conversaciones y memorias de un pasado. Con Gabriel, de Radio Puebla, gran amigo de la camiseta blanca, han salido verdaderos adjetivos de admiración hacia este joven castellano manchego. Todo un modelo para nuestra juventud. Para mí, por encima de Fernando Alonso o Rafa Nadal, creo que el Principe de Asturias tendría que entregarse a gente como Andrés Iniesta que no busca tener un espacio en el mundo de la moda, de las revistas del corazón o de los famosos.
De Albacete, como mi amiga Amalia, con veintiséis años es un chico sencillo que desprende bondad. Hace unos días le preguntaban, porque él asegura que la familia es lo más importante para él, que si le regañaban todavía, a lo que respondía que "siempre hay cosas que mejorar, cosas que corregir". Jo, vaya buena persona que tiene que ser el Andrés Iniesta. Y mis hermanos, que entienden más de fútbol que un servidor, dicen que es así de bueno en el campo de fútbol. Vaya fichaje tiene el Barcelona.
Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Guadalajara, 8 de marzo de 2010.