viernes, 27 de marzo de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
Yo, Gregorio Rivera Arellano, franciscanos en La Puebla de Montalbán, quiero unirme a esa hora del planeta en la que todos los que queremos un mundo mejor apagaremos las luces para tener mayor conciencia de lo que está sucediendo con el Medio Ambiente. Es un gesto, un símbolo compartido pero que puede ayudar, a la luz de unas velas, a reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos cada uno con nuestro planeta, con la Hermana Tierra, como cantaba San Francisco.
Y hoy, también a la luz de las velas, queremos hacer ese homenaje al Teatro.
¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelices! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo; aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido; bastante causa he tenido vuestra justicia y rigor, pues el delito mayor del hombre es haber nacido.
Pertenezco a una familia pobre, sencilla y humilde cuya necesidad es virtud hablando de ellos. Mi padre, deseoso de sacar a sus cinco hijos adelante, veía el trabajo, y lo sigue viendo y sintiendo, como un don de Dios que no puede faltar para ser persona. Para él, si hay trabajo no deseado que ha considerado digno de compasión, ayuda y estima, han sido los de feriante y titiritero. Pobre gente, decía y enseñaba, ganarse el pan durmiendo en el suelo.
Hoy quiero, en el Día Mundial del Teatro, poner la mirada en aquellos payasos y titiriteros que me hicieron sonreír. Hoy quiero ser teatro, actor, payaso, titiritero, no para dormir en el suelo, sino para contemplar el mundo, este mundo que busca una mayor sensibilidad ecológica, y ser un niño, un ama de casa, un guardia civil, un pastor o una abuela que toma el sol en esta bella mañana. Teatro, la vida es puro teatro. Feliz Día del Teatro. Feliz fin de semana. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

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