sábado, 24 de diciembre de 2011

¡¡¡ Feliz Navidad !!!



Feliz Navidad.

Este es mi belén. Lo tengo a la puerta de mi habitación porque no tengo espacio dentro y, así, lo puedo compartir con todo el que pasa por el pasillo. "Mucha gente" dice el superior cuando pasa. Ojala la Navidad llegue a mucha gente, a muchos corazones.


Con mis mejores deseos.

Gregorio.

Un abarzo.

martes, 13 de diciembre de 2011

Medidas Masculinas.

Buenos días, Amigos.



Hace unos días me sorprendió la noticia que anunciaba que el nuevo Mister España era un joven toledano. Las Galas de Miss y Mister España siempre las he encontrado entretenidas pues en una hora puedes ver lo mejorcito, lo más guapo y bello del panorama nacional. Pero es cierto que desde hace unos años los cuerpos masculinos parecen definidos en el mismo gimnasio y con la misma crema de cacao, y con tanto mostrar carne las galas parecen una selección para una película de otro talante. Si los premios culturales tienen truco, cuanto más los relacionados con la belleza. Pero no quiero verter aquí mi crítica. Todo lo contrario. Me gustaría felicitar a Diego Otero, este joven de veinticuatro años, que junto a su padrino, Félix Ramiro, se han llevado este premio a la Imperial Toledana. Para que luego digan que los de Toledo somos feos.
Aunque para guapo, el chaval, porque con diecisiete años todavía tiene mucho futuro y oportunidades, el Mister Guadalajara, Cristian.



Pero en concreto no es de ésto de lo que quiero escribir. Una cosa que me llamó la atención cuando quise ponerle cara al guaperas toledano es que todos los galanes tenían, en su ficha como candidatos, unas medidas. Por ejemplo, Diego tiene 46-44-46 y Cristian 42-42-40. Yo me imagino que son las medidas, como en el canon femenino, de hombro, pecho o tórax y cintura. Como el domingo comí con un amigo de esta farándula le pregunté sobre las medidas masculinas. El caso es que su discurso fue tan natural que me parecía que estaba ante un catedrático en la materia. Lo que tengo dificultad es para describir onomatopellicamente el sonido que hice con el sorbo de vino cuando éste marcó las medidas ideales. Porque sí, decía mi amigo, un hombre perfecto es aquel que mide 50-45-50 y 23. Ya lo del 23 no venía a cuento, pero dado que estamos en una comida de amigos con personas de ambos sexos, la reacción ante dicho comentario fue la de explotar en múltiples carcajadas como el que ha contado un buen chiste.




¿Se imaginan que en próximas citas de belleza masculina, junto a la foto del atractivo galán que representa su ciudad, vinieran sus cuatro medidas? Pues yo creo que vamos a ello. Estamos cansado de escuchar por especialistas que lo importante no es el tamaño. Pero en el fondo parece que es lo único que importa. Sino, por qué solo uno de los candidatos que se ha presentado no llega al 1,80 y el resto ronda los 1,90. Porque el tamaño importa, y mucho. Dejemos de hablar de estas cosas, que los mortales como yo no llegamos al 23. Solo he querido compartir el comentario audaz de mi amigo ante estos temas banales. Dejemos que los guapos se sigan mirando en el espejo. Buenos días nos dé Dios.




Un abrazo.


Gregorio.


Guadalajara, 14 de diciembre de 2011.









miércoles, 7 de diciembre de 2011

Ser padre.

Buenos días, Amigos.


Durante muchos años mi sobrino, tal vez conocedor de que su madre no podía darle un hermanito, me preguntaba por qué yo no podía tener hijos si ser sacerdote es como estar casado con alguien. Por más que le explicaba no lo comprendía. Mejor dicho, no lo quería comprender, porque lo que quería es tener un hermano, un primito o un pequeñín con quien jugar. El tiempo pasa y verle ya tan grande me impresiona. Es mi sobrino. El tiempo me ha dado otro. Reconozco que ver que viene alguien por detrás con sangre y apellidos es una satisfacción muy grande.




Pero si es grande ser tío. No me digáis que no, más grande tiene que ser ser padre. Lo noto en mis hermanos, en sus gestos, en sus palabras, en sus muchos detalles. Es su hijo, y basta. Desde hace unos años, las redes sociales han puesto de manifiesto algo que estaba olvidado, personas que ya no recordabas, compañeros que hacía muchos años que no sabías nada de ellos, o recuperar un familiar, primo o tío que solo quedaba plasmado en la agenda de direcciones. Desde hace unos días, el correo electrónico me está acercando a una amiga no tan olvidada por mi, pero sí descuidada. En mis años de estudiante fue una gran amiga y es de las pocas personas con las que he cultivado la amistad, pero muy de tarde en tarde. Desde hace unas semanas parece que quiere recuperar el tiempo. Me escribe, me manda fotos, me cuenta sus cosas y me habla de ellas. Pero reconozco que, cuando me ha mandado las fotos de su familia he sentido un gran vacío. Ver sus hijos tan grandes, tan guapos, tan inteligentes, me ha hecho pensar y yo, ¿qué le mando? Por unos días he sentido envidia de ser padre. Miro a los que son como yo con sus niños de la mano y he sentido el capricho frustrado de algo imposible. Como desvelos embobados de los que despierto fácilmente, porque como padre yo dejaría mucho que desear.


En clase, como el que manda soy yo,medio los soporto. Pero en la calle o en un bar, me tomo el café y salgo corriendo del local antes de que me acuerde de Herodes. Hay que valer para ser padre. Hay que tener una vocación especial para que la simiente familiar germine con esperanza en el futuro. Veo a mis sobrinos con orgullo. Veo a los hijos de mis amigos con envidia, pero de la sana. Y me veo yo y me digo, para convencerme, que el tiempo, como tal, no lo he perdido. Aunque como dice mi hermana. Que si verdaderamente quisiéramos a la gente estaríamos casados y con muchos hijos para ser los primeros en dar ejemplo. De la que me he librado. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 7 de diciembre de 2011.






martes, 6 de diciembre de 2011

Zona WI-FI.

Buenos días, Amigos.


Uno que profesa religión tiene sus credos, unos más creíbles que otros. La vida, a lo largo de la Historia, va poniendo luz y claridad a muchas cosas que antes considerábamos un misterio. Eso sí, también la vida se va haciendo misteriosa. Es increíble la fotografía, el cine, el llamar por teléfono, mandar un fax o nuestras conexiones por medio de una red. Pero mi último misterio es la zona WI-FI.



La primera vez que lo escuché fue en una serie de televisión de humor. Creo que era "Aquí no hay quien viva". Los vecinos se aprovechaban de la conexión inalámbrica que había puesto en su hogar para no gastar Internet. Todavía no tengo muy claro el funcionamiento de estas conexiones. Estos días que he estado en La Puebla de Montalbán los frailes me han dicho que hay WIFI en toda la casa. En la cafetería donde a las doce me tomo el café tiene un cartel que dice Zona WIFI y en el parque por donde doy mis paseos también. Acostumbrado a tener cabre para la tele, para el teléfono, para Internet, llegar con mi pequeño portátil y meterme en este apasionado mundo de páginas Web no deja de sorprenderme cada día.


¡Cuantas cosas están viendo mis padres! Cerca de los ochenta años y todavía no saben cómo poner una película en el vídeo. Ya llegan tarde. Con el dvd ni se enteran. Un poco de idea están poniendo con la nueva televisión y el tdt, pues sino ni la tele van a poder ver. Si ellos miran el mundo tecnológico sorprendidos cuando recibimos una foto de mi sobrino, cuanto más, como abuelos, cuando pueden ver y hablar con su nieto que está en Madrid. La que nos espera. Yo creo que me estoy quedando atrás. No sé lo que es un MP3, MP4, o MP5, ni un Ifone o una tableta. No es que no quiera, es que no tengo dinero para estar al día tecnológicamente. Me supera el entendimiento cuando veo a padres regalar a sus hijos los últimos modelos de teléfonos móviles cuando las cifras de euros oscilan por más de cien, sabiendo que en unos meses ese modelito está caducado.


La tecnología está bien. Pero habría que ponerle un freno como bien consumista. Poco a poco, dado el ambiente de crisis que nos envuelve, la utilización de los Medios Pobres ha de ir tomando conciencia en nosotros. Además de ahorrar en nuestros consumo, ver también la posibilidad de que no debemos estar a la última en toda la gama de productos tecnológicos. Tal vez podríamos empezar aprovechándonos de estas zonas comunes y gratuitas que nos ofrecen ciertos establecimientos o instituciones con sus zonas WIFI para conectarnos a Internet. ¿Se nota que lo acabo de descubrir? Buenos días nos dé Dios.


Un abrazo.

Gregorio.

Guadalajara, 6 de diciembre de 2011.