martes, 10 de marzo de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
Cuando lo veo en las revistas no suelo hacerlo, no me llama la atención, pero en Internet confieso que ya he hecho unos cuantos. Me refiero a los test. En las revistas tengo la sensación de estropearla, de ensuciarla, de hacerla inservible. Creo que en Internet es otra cosa. Así, como el que quiere conocerme mejor para comprender al vecino, el pasado domingo llamó mi atención un test para conocer la gran mujer que hay dentro de mí.
Uno admira a todas aquellas que han hecho del conocimiento sabio y del trabajo constante un servicio a los demás. Mi lista no es pequeña y en ella hay mujeres de toda clase. Por eso pensé que el resultado final sería una ministra de exteriores, una política destacada, una periodista o escritora. Lo que no me esperaba era la imagen final.
Comentaba el viernes con una mujer de confianza, trabaja en el departamento de la Mujer, que estamos volviendo hacia atrás en la reivindicación y lucha por conseguir la igualdad entre hombre y mujer, mujer y hombre. Tengo alumnas que más que llorar por la mala suerte de la joven sevillana la envidian por los arrechuchos del agresor. Es una suerte tener amigos que comparten tertulia femenina, siempre hay gente buena, y hombre. Pero hoy las voces no deben de olvidar a las nuevas generaciones femeninas proclives a lo efímero. Tal vez por eso me gustó la columna que Edurne Uriarte de ayer que hacía ver el 8-M que algunos iconos de mujer, pues recoge muy bien lo que siento en estos días.
Pero no, no fue Uriarte el resultado final de mi test. Uno no es ambicioso, ni tiene deseos de poder y, mucho menos pisar a nadie. La gran mujer que hay dentro de mí es la Madre Teresa de Calcuta. Anda ya. Qué suerte tengo, por lo menos, como es santa y está en el cielo, porque estuvo muy en la tierra, intercederá para que sea un buen hombre y un miembro de la igualdad. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

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