miércoles, 26 de mayo de 2010

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Todos tenemos derecho a equivocarnos. ¿O no? Todavía me sonrío cuando recuerdo lo que hace unos días me contaron acerca de un sacerdote que tras muchos años de trabajo en una localidad era trasladado a otro destino. En tantos días de labor con la grey encomendada sólo había una cosa que echaba en falta y eso era un encuentro, una celebración, una cercanía más próxima con los jóvenes de la localidad.
En la liturgia de despedida, queriendo tener una palabras referidas a ese sector más dejado por él, o que en ciento modo le resultaba más difícil acercarse a ellos, quiso tener una palabras hacia los jóvenes y les propuso la figura de Jesús como modelo.

Ya sabéis, empezó a decir, que Jesús es el amigo que nunca falla, que es el Hijo de Dios y que desde la Eucaristía, desde el Sagrario, nos aguarda a todos para ayudarnos. Y sabiendo el buen pastor que esas palabras podrían ser poco inteligibles por los jóvenes quiso acercar la figura de Jesús a los jóvenes con otro tipo de lenguaje, con vocablos que ellos utilizan. Y así, el buen sacerdote arrancó diciendo: Y para que me entandarais mejor, porque sé que estas palabras no suenan a chino, vendría a decir, os digo que Jesús es gay como todos vosotros.


Me imagino la cara de sorpresa de todos y las risotadas de todos. Yo todavía me río. Y es que la uvedoble, w, nos trae de cabeza a muchos que no sabemos pronunciarla cuando la palabrota es un anglosajón. Lo que sí será cierto es que el buen pastor quedará en la memoria de sus feligreses como aquel que intentó acercarse a los jóvenes sin saber decir lo que quería decir. Equivocarse es de humanos, corregir de sabios y pedir perdón de santos. Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 26 de mayo de 2010.




jueves, 6 de mayo de 2010

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Mientras esperaba la llegada de una antigua amiga que trabaja desde hace muchos años en Guadalajara me tomé un café. Deliciosos, todo sea dicho. Cinco, diez, quince, veinte, la espera se hacía insoportable. Decidí leer la prensa. Sonó el teléfono y el aviso de que aún llegaría diez minutos más tarde. Sé que está tan ocupada por el cargo que tiene que el anterior café data de primeros de octubre. Había que esperar y aprovechar esa ocasión para encontrarnos.
Mientras hablaba por teléfono dos señores mayores, elegantes y educados se sentaron en la mesa continua. Se pusieron a hablar. No es que uno sea cotilla o gaspachero, pero desde que uno de ellos le preguntó a su compañero, como si de un juego lingüístico se tratara, que si sabía lo que significaba frailear la curiosidad me podía. No era cosa de frailes, como rápidamente respondió el amigo. No señor, no es cosa de frailes. Y le sacó un trozo de papel, un artículo periodístico muy doblado que tranquilamente leyó.

Como no dejaban de mencionar la palabra dichosa y ambos comentaban el resultado de la lectura. Confieso que no podía más. Mi amiga se demoraba más de lo dicho. Yo me desesperaba no sé si de la espera o de la curiosidad por el nuevo significado de lo remitente a mi profesión. La espera no tenía solución. La curiosidad sí.


Me volví y les pedí que por favor me dejaran leer el periódico. Antes escusé mi curiosidad presentándome con lo que soy. Muy gustosamente me dejaron leer el artículo del abc publicado el pasado día cuatro por Antonio García Barbeito. El escrito trataba de economía y analizaba la drástica resolución que hay que llevar en nuestro hermano país, Grecia. A primera vista, más bien parecía un artículo de jardinería pues comenta lo ocurrido con sus ficus benjamina.


Frailear es cortar las ramas del árbol desde la cruz. Antonio García dice que hay que frailear la economía griega para que se salve. Pues bien, fue agradable hablar con estas cultas personas de una palabra vieja y de ese significado nuevo y tan actual. Porque, como dice el articulista, cuando veas las barbas de tu vecino .., prepara las tuyas. Uno tiene barba, perilla, y acaba de sufrir un fraileo muy fuerte. Espero que los rayos primaverales me hagan ver que todavía me queda vida. Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 6 de mayo de 2010.





miércoles, 5 de mayo de 2010

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Anoche me lo pasé muy bien con unos amigos. Estaba tan bien, estábamos tan bien, que cuando nos dimos cuenta el dueño del Metrópolis, así se llama el pub donde estuvimos, nos advirtió que ya había bajado el cierre, que le buscásemos en la cocina cuando quisiéramos irnos. Asombrados miramos nuestros respectivos relojes. Asombrados percibimos todos que la medianoche hacía un buen rato que había pasado. Rápidamente recogimos nuestras cosas, nos dimos un beso de despedida con el propósito de repetir tan magnífica velada, y salimos corriendo hacia nuestras respectivas vidas. Esta noche no salí a andar. Además de ser muy tarde hacía mucho frío.
Ya en casa, antes de concebir el sueño, recordaba una de nuestras conversaciones. Mi amiga Bego nos había contado cómo su hijo se asombró cuando, movida por la caridad y la compasión, en vez de dar una limosna a uno de esos pobres que encontramos a la puerta de una panadería, de un supermercado, o una iglesia, decidió prepararle un buen bocadillo. Para que meriende, chicos, y así pidió la colaboración de sus hijos. Además de ser grande el trozo de barra partido, de surtir con el mismo lomo familiar todo el surco abierto, mi amiga Bego preparó, para sorpresa de todos, una bolsa muy especial donde meter el sabroso bocadillo. Ideó una bolsa super graciosa, con lazos y detalles que manifestaban su chisporreante personalidad. Un bocadillo grande se merecía una bolsa preciosa.

Claro está que la escena final se la dejó a su hijo que no salía de su asombro cuando vio que era él el que tenía que entregar no solo el bocadillo; el bocadillo y su preciosa bolsa. Mamá, ¿la bolsa también? La bolsa también. Y así, como el que entrega un trabajo manual hecho en el colegio para un ser especial que queremos mucho, el hijo de mi amiga, Bego, entregó, como el que no quiere entregar, la bolsa al pobre; la bolsa y el rico bocadillo.


Anoche, mi amiga, Bego, repitió varias veces cómo su hijo se había quedado asombrado de entregar el bocadillo en esa bonita bolsa que habían preparado en casa. Conozco poco a Bego, pero tengo la impresión que mi amiga es de esas que educa no solo con palabras. Y si bien, no conozco a su hijo, me gustaría un día compartir con él lo que supuso esa experiencia. Es fácil compartir lo que tenemos, incluso ser generosos en la caridad. Pero, a lo que no estamos acostumbrados, es a hacer especial los detalles con esos seres, como nosotros, que por circunstancias de la vida, han perdido lo que tenían y se han tenido que poner a mendigar. Que no nos ocurra a nosotros.



Dar una limosna es algo más que un acto de caridad. No sé explicarme. Pero la caridad, la limosna, la ayuda que podamos ofrecer es como un acto de justicia. No sabemos por qué somos merecedores de unos bienes, materiales y espirituales, que son regalo de Dios. Compartirlo no es un acto propio de nuestra voluntad, sino de nuestra conciencia divina que nos hace ver lo afortunado que somos con esos seres que nos rodean, con esos estudios que tenemos, con esos libros que hay en nuestras estanterías. Ayudar a los demás es restituir un poco lo que es justo. En la Biblia, Yavhé aparece como protector de viudas y huérfanos, los seres más desprotegidos en aquella antigua época. Ayer fue Begoña, mañana tal vez su hijo el que tome conciencia de la voluntad divina que hay en su corazón. Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 5 de mayo de 2010.





martes, 4 de mayo de 2010

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Sin darme cuenta el mes de mayo está aquí, y si me descuido me encuentro que me han quitado una semana. El fin de semana ha sido tan entretenido que el tiempo ha pasado sin darme cuenta. Eso es bueno, muy bueno. Mayo está ligado al mes de la primavera, al mes de las flores, al mes de María. En el Colegio Marista, maristas por excelencia, este mes tiene mucha importancia. Es el mes de la Buena Madre.
En el Colegio, antes de comenzar las clases de la mañana, todos los alumnos se juntan en el patio central y se tiene unos momentos de oración. Cada día lo prepara un grupo del Colegio o una clase. Hoy nos ha tocado al Equipo Pastoral preparar la oración. Me ha impresionado ver a los pequeños, a Miriam, la hija de mi amiga Gema, natural de La Puebla de Montalbán, y que desde hace unos años vive en Guadalajara; a Marcos, que estaba impaciente por comenzar la oración, a los profesores y algunos padres. Todos rezando a María.



Tenemos que rezar mucho a María. Tenemos que hablar mucho con María. Tenemos que imitar mucho a María. Ella, de una forma tierna, callada y sencilla mostró al mundo el camino para ser feliz, para ser dichosos, para ser perfectos: el camino de Jesús y sus bienaventuranzas. En estos tiempos fuertes, que son fuertes sin ser litúrgicos porque estamos de actualidad con tanto escándalo tenebros, tenemos que acercarnos a este personaje, a esta figura, a esta mujer de Dios y de los hombres que sin querer hizo prodigios porque se fió de Dios. Hoy que los hombres de ... son tan débiles debemos de mirar a aquellos que de su debilidad y humildad hicieron que el Evangelio germinara. Que dejemos florecer la buena noticia de Jesucristo en nuestros corazones para ser como María, una humilde sierva de Dios. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 4 de mayo de 2010.




lunes, 3 de mayo de 2010

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Este fin de semana será difícil de olvidar y más difícil de superar. Han coincidido varios factores que han hecho muy atractivas las vivencias de estos días. Que el hombre propone y Dios dispone es una gran realidad, pues en estos días pensaba hacer unas cosas, algunas las he realizado, y otras me han sorprendido gratamente. Os cuento.

Fue mi amiga Paloma la que me avisó que el grupo de Teatro La Recua iba a venir a Guadalajara a representar su último montaje, ¡¡¡Mamáááá!!! En el programa de ocio confirmé esa sospecha y señalé para el último día de abril en mi agenda, con letra muy grande "Teatro". Y como el domingo siguiente era el día de la madre escribí "Quero", aun con letra más grande. Esos días ya han pasado. Y si bien he gozado de compartir con La Recua nuestras penas y alegrías, os puedo decir que el día de la Madre se quedó en unas llamadas telefónicas; estaba muy cansado, demasiado.

Madre solo hay una, pero días para darle un beso muchos y todos. Espero poder acercarme antes de que termine el mes de la madre y de las flores. Cada vez soy más madrero. Puede porque valoro lo que tengo, porque sé lo que es y porque la quiero un montón, pues a mis cuarenta y cuatro años todavía sigue siendo la fuerza de mi vida.


Me ha gustado ver que en el día de la Madre tengo mujeres que cuidan de mi: mis monjas, mis amigas de las Anas, de las Hijas de la Caridad, mi amiga Yolanda, o esos hombres que me quieren como si fueran madres. No me voy a quejar. Este fin de semana ha estado lleno de cariño, de amistad, de amor tierno y también de terracitas. Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 3 de mayo de 2010.