miércoles, 11 de marzo de 2009

Buenos días, Amigos.




Buenos días, Amigos.
Perdido en mi mundo y en mi tiempo, hoy, al escuchar la radio, he sido consciente del día que es para muchos de nosotros. Cinco años y parece ná. Se cumplen cinco años de aquella mañana catastrófica que conmovió a España entera. No creo que sea capaz de ver, aguantar, y escuchar ningún programa de televisión, ni algún especial en la radio. Guardaré silencio, pondré esa música que tanto me gusta y que titulé, música para callar, y trataré de dar las clases como cualquier día, incluso mejor, porque la memoria de aquellas casi doscientas personas se merecen algo de mí.
Me imagino que la familia de Alberto se sentirá nuevamente conmocionada y, a la vez, arropada por tantos gestos solidarios que hicieron que nos sintiéramos orgullosos de nuestra identidad. Y quien dice Alberto dice muchos nombres. Casi lloro de emoción recordando imágenes de aquella mañana y solo han pasado cinco años.
Espero que aquello no vuelva a pasar. Espero que nuestras fuerzas y medidas de seguridad sean mayores para evitar acontecimientos como éste. Espero que la unión entre los que vivimos sobre un mismo suelo siga teniendo aquellos brotes heroicos de generosidad. Espero que las conciencias de los dirigentes ambiciosos no hieran más la vida de los pobres, de los sencillos, de los que tienen una ilusión como tesoro para vivir.
No tengo hijos, solo un sobrino y muchos alumnos por los que me gustaría trabajar por un mundo mejor para ellos. Que el recuerdo de aquella triste noticia en una estación de tren no impida seguir enganchados a este bello viaje que es vivir, compartir la vida y darla por los demás. Descansen en paz y que su memoria siga encendida en nuestros corazones. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.


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