viernes, 11 de septiembre de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
Lanzaba a mis amig@s del tuenti, una joven red de comunicación, una pregunta sobre sus inquietudes personales. Les preguntaba qué veinte cosas les gustaría hacer antes de cumplir veinte años. La pregunta está hecha. No tengo prisa en recoger la respuesta, aunque ya dos me han dicho que no va a pensar, primera cosa, y, la otra, que le gustaría viajar, conocer dos ciudades en concreto. Lo digo, no tengo prisa y tampoco espero sorpresas.
Si me hubieran hecho esa pregunta a mí en plena adolescencia tampoco hubiera sabido responder pues la realidad de mi familia, el campo de mi pueblo que me rodeaba y las pocas posibilidades de salida que tenía entonces mi pueblo, que poco ha aumentado en el presente, hubieran dado una pobre respuesta ya que siempre ha pesado más lo concreto de mi realidad a soñar con posibilidades que no tenía. Casi todos los chicos queríamos hacernos militares, pero lo que había delante de nosotros eran tierras, hectáreas de viñedos que nuestros padres ya empezaban a enseñarnos a cultivar.
Hoy nuestros adolescentes pueden pensar, soñar e ilusionarse con muchas más posibilidades. Les envidio por las facilidades que tienen para estudiar, para saber, para cultivarse, para saber idiomas y viajar. Yo no pienso que nuestra juventud fue mejor, educada y edificada por el testimonio de aquellos personajes de Barrio Sésamo cuyas simplezas me hacían muy feliz. Lo que ocurre es que la juventud de hoy está perdida, desorientada, manejada y sin acompañantes que les motive en la búsqueda del placer, del saber y de relacionarse. La pérdida de respeto ha hecho que todo sea relativo y se justifique todo tipo de comportamiento. Y así no vamos a ninguna parte, los hechos acontecidos el otro día en Pozuelo de Alarcón se pueden repetir en cualquier esquina de nuestras ciudades o pueblos.
Tenemos que recuperar la escala de valores y saber lo que tenemos, lo que queremos y a lo que aspiramos, pero siempre desde una realidad personal y social. Pero así, no podemos seguir. Buenos días nos dé Dios y buen fin de semana.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 11 de septiembre de 2009.



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