Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
He llorado de impotencia. La novedad, vivida desde la soledad, resulta dura y hace unos días me derrumbé ante mis lágrimas. Este fin de semana ha sido muy duro, afectivamente tenía el corazón muy lejos y el cuerpo aquí en Guadalajara. Si a eso le añado que el móvil se bloqueó, no aceptaba mensajes. El ordenador no funciona bien, va muy lento Internet y no entran los mensajes del correo electrónico. Una muela empastada se pica y se rompe, y la broma puede ascender a muchos euros, varios centenares. Tengo que arreglar el tema de la Seguridad Social. En fin. No sigo, creo que voy a llorar otra vez.

Uno estaba acostumbrado a tener amigos manitas o especializados que me ayudaban en estos problemas diarios. Aquí, solo y sin conocer a gente con la que consultar, hizo que el otro día me derrumbara, pues me ahogaba. Por lo menos las lágrimas han servido para desahogarme y hacer propósito de trabajo.

Poco a poco, tratando de animarme, he marcado una lista de problemas y por orden trataré de solucionarlos. Qué duros son los comienzos. Qué difícil es empezar. Qué amarga es la soledad. Menos mal que os tengo a Vosotros que con vuestros mensajes me animáis y hacéis de mi soledad un estado pasajero. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.
Gregorio.

Guadalajara, 2 de septiembre de 2009.