viernes, 4 de septiembre de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
En estos primeros días de septiembre se está haciendo memoria del setenta aniversario del comienzo de la IIª Guerra Mundial. No es que sea motivo de celebración, ni de festejar acontecimientos de este talante, pero sí para hacer ver y manifestar a las nuevas generaciones a las barbaries que puede llevar la guerra, el odio humano. Si lo dices parece que fue hace mucho tiempo. Si lo piensas te das cuenta que fue ayer.
Recuerdo los apuntes que nos dictaba la profesora de Historia en octavo de EGB, donde, en forma de película, los acontecimientos de las batallas eran escenas que íbamos imaginándonos en la cabeza. Pronto llegó la televisión y los diversos reportajes y documentales pusieron de manifiesto el dolor y sufrimiento de mucha gente. Habría que sumar las poblaciones de muchos pueblos limítrofes, y otros muchos que no conocíamos, para hacernos una idea de las personas, de las vidas humanas, que se habían perdido en esta guerra.
Desde entonces, y a lo largo de mis años, he ido escuchando que las guerras no son buenas, que el odio no es bueno, que la violencia no es buena, que las revanchas no son buenas. Pero parece que esa lección no la queremos aprender.
Me emociona que haya países que pidan perdón, aunque sea ya pasado el tiempo, donde sus propios ciudadanos nada tienen que ver con las medidas bélicas tomadas. Pero quien pide perdón es porque sabe que ha hecho algo mal, ha reflexionado y se siente arrepentido, y no desea que estas cosas vuelvan a pasar. Pero para que esto no vuelva a pasar es necesario que todos pidamos perdón, muriendo a nuestro egoísmo. Entonces la Historia se escribirá de forma distinta. Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 4 de septiembre de 2009.




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