jueves, 15 de enero de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
"Tengo sed". "Dame algo comer". "¿Tienes algo de ropa?" "¡Estos clérigos que no van a ver a los enfermos!" Estos y muchos más reclamos recibo al día. El reto de las Bienaventuranzas está en la calle y a todas horas. La paciencia, la solidaridad, el ser instrumento de paz y llorar con las penas ajenas es algo cercano. Por eso, cuando me invitaron a comer con los internos del Centro Penitenciario de Ocaña II, el bienaventurado y dichoso me sentía yo, mucho más que el que ejercía la caridad de la invitación. Porque siempre he visto como una laguna, como un vacío, como un reto en la vida visitar la cárcel, visitar los presos, visitar a aquel que ejerce la penitencia noche y día.
El pasado sábado un grupo de reclusos de Ocaña II, amigos y amantes del teatro, representaron en La Puebla de Montalbán, Quedan las palabras. Lo que comenzó como una actividad de tiempo ocupacional se ha convertido tras tres años en una pequeña compañía de teatro, Ícaro Teatro, que sueña, porque la vida es sueño, en otra realidad que la que ven día tras día y el teatro les muestra los sentimientos de libertad que necesitan.
Destaco la educación con la que fui tratado, la confianza demostrada y los guiños simpáticos de complicidad. Fue una tarde maravillosa en la que desaparecen prejuicios en la que rompes el pijama y ves rostros, nombres, personas e historias. Continuamente te preguntas qué habrán hecho estos jóvenes para merecer esta zona residencial con todos los gastos pagados y a la que nadie ni nunca queremos ir. Nunca había ido a visitar un preso. El sábado, avergonzado, sentía que eran ellos los que querían verme y visitarme. Incluso el rostro de Jesús se hacía más palpable cuando me presentan a uno que se considera cristiano activo y promueve, dentro de la cárcel, grupos de oración y de lectura. Y su testimonio fue visible pues cuando regresaba a Ocaña, tras ser registrado, cacheado y esposado, entre sus manos llevaba un libro grueso para leer en el furgón.
Esta semana me he sentido bendecido por el padre por tan grata experiencia que he compartido con mis alumnos y ahora con vosotros. Siento que he pasado a otra categoría y he heredado la confianza de los que creen en el Reino de los Cielos. Que tengáis un buen fin de semana. Buenos días nos dé Dios.


Un abrazo.

Gregorio.

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