martes, 2 de junio de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
Comienzo la cuenta atrás. Es algo que se nota, que se siente y que se piensa. Con el fin del curso termina una época en la que los expertos de la calle harán balance de la “era Gregorio”, porque todo se comenta, todo se sabe, y todo se dice. Y con el fin de curso se abre la puerta a una nueva experiencia a la que voy con miedo, agazapado y muy acomplejado; sin abrir la batalla por comerme a Guadalajara tengo la depresión de haberla perdido.
En el fondo me pesa mucho la vivencia pueblana, los muchos días por estas cumbres y la buena gente que hay aquí, la mucha gente buena que me ha hecho sentirme muy feliz aquí, en su tierra, haciéndome uno más. No me niego a la Obediencia, pero sí me pregunto por qué me tengo que marchar. Me siento enfermo, como esa persona que de repente le brota un tumor y se pregunta por qué a mí. Pero soy religioso y algo de brujería he aprendido de la Celestina.
Me decía una joven una frase que se ha convertido en lema optimista para hacer las maletas, llenar las cajas y tirar muchos, muchos, muchos papeles a la basura: “Donde lo hay bueno, lo hay mejor”. Con esta canción empaqueto mientras poco a poco voy haciendo balance de todas las cosas que he hecho en este pueblo: bodas, bautizos, entierros, funerales, conferencias, charlas, encuentros, etc.… Mi habitación está llena de cuadernos con notas, conferencias, homilías, clases, que a lo largo de estos once años he aprendido de este magnífico pueblo con el que, desde ahora, soy consciente de la gran deuda que acarreo por la inmensa gratitud que le profeso.
No puedo salir a tomar un café porque me atosigan, no puedo salir a la calle porque enseguida me agarran, no puedo hacer nada contra un destino que me lleva de lo bueno a lo mejor. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

La Puebla de Montalbán, 2 de junio de 2009.



No hay comentarios: