martes, 23 de junio de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Creo que este saludo es el último de la temporada. Ha llegado el momento de empaquetar el ordenador y prepararlo para llevarlo a mi nuevo destino, Guadalajara. Sobre todo echaré de menos la ventana que tanto me ha inspirado en estos años, el cielo, el tiempo, las personas que cruzan la calle. Por otro lado llega el tiempo de vacaciones.
No sabéis cómo estoy deseando reclinar la cabeza en un hombro para descansar. Por no decir el calor que hace por las mañanas en mi habitación cuando estoy escribiendo estas líneas. Tal vez, en el Blog de Buenos días siga haciendo mis reflexiones diarias si puedo, como en el Blog de Gregorio. Pero después de tantos días empaquetando no sabéis lo cansado que estoy. Os deseo lo mejor en este tiempo de vacaciones, y yo mismo rezo deseándome lo mismo. La suerte está abrió su puerta, el destino me espera.
Decir que en Guadalajara tenéis un amigo me parece una cursilada, aunque necesario decir, aunque todos sabemos que lo que nos une de verdad es este vínculo que nos acerca tanto si damos intensidad a nuestras palabras. Gracias, Puebla. Gracias, Puebla. Gracias, Puebla. No sé decir otras palabras. Y muchas gracias a Vosotros. Os quiero. Felices Vacaciones y que tengáis una vida cargada de felicidad. Un abrazo. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo y muchos besos.

Gregorio.

La Puebla de Montalbán, 23 de junio de 2009.

1 comentario:

Unknown dijo...

¡ Que la paz y la felicidad te acompañen en tu nuevo destino.!
Te recuerdo lo que leí de R.Tagore, "Si lloras por el sol perdido, las lagrimas te impedirán ver las estrellas".
Aquí te dejo también a
Konstantínos Kaváfis.
ÍTACA.
 
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
Con los mejores deseos para ti.