viernes, 19 de junio de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
Es insoportable dar clase en las aulas. Hace mucho calor. Menos mal que hoy se dan las vacaciones. Unas vacaciones que tienen un tinte especial, de despedida, de agradecimiento, de sentir lo que se ha vivido a lo largo del curso, y más, a lo largo de estos once años. Se me cierra una etapa que he de valorar con modestia; ni soy tan bueno como ahora todo el mundo me pinta, me dice y me canta, ni tan malo como para merecer cárcel de castigo. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio.
Agradezco a Radio Puebla el homenaje que ayer me tributaron en las ondas pueblanas. En su día me ayudaron como terapia personal y hoy siguen con las manos abiertas haciéndome sentir que soy parte de ese cuerpo de la Radio.
Agradezco a mis alumnos las inmensas muestras de cariño y apoyo en las aulas. Agradezco a los que me paran, a los que me besan, a los que me lloran, porque me muestran el aprecio que me tienen.
Agradezco las cartas y llamadas telefónicas que han querido poner de manifiesto el peso de mi trabajo avalando una forma de ser. Pero el queso se lo han llevado a la Alcarria.
Gracias a este empuje de ánimos he recobrado la ilusión por trabajar y por seguir siendo yo mismo. El 17 de mayo me sentí el ser más despreciado de este mundo. Después de un año intenso de trabajo, y de intentar hacerlo lo mejor posible, esperaba un reconocimiento, no aquellas palabras que tardaré en olvidar.
La vida continúa y quiero continuar siendo yo mismo porque me siento feliz con mi forma de ser. Me quedo con las palabras de Mohamed que, sin estar presente, y tiene más mérito, le decía a una amiga, que La Puebla pierde una gran persona. Gracias, Puebla. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

La Puebla de Montalbán, 19 de junio de 2009.

No hay comentarios: