jueves, 16 de abril de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
El día de ayer no fue mejor. Es más, me he tenido que salir de la clase de 4º de la ESO casi llorando de lo impotente que me he sentido. Cuando me he calmado y he decidido entrar, casi ha sido peor, pues una alumna de las que se podría salvar echaba más leña al fuego. Es tanta la tensión que acumulo que esta noche, con lo que llovía, abrí la puerta y recorrí las calles pueblanas muy deprisa, como si fuera la última vez que las andaba. Si tengo poco ya veo venir otro toro. Por Dios, como si no hubiera más curas en La Puebla para resolver conflictos de sacristía. Se ve que el número cuatro me va a perseguir todos los días. El número cuatro significa trabajo, mucho trabajo. Pero de verdad, no es lo que necesito ahora. Prefiero seguir mojándome por las calles de La Puebla como si fuera la última vez, me recuerda a la niñez, a la desobediencia hacia mi madre y al canto de la zapatilla que venía después. Por qué los recuerdos de la infancia se recuerdan con tanto cariño. Buenos días nos dé Dios.

Saludos.

Gregorio.

La Puebla de Montalbán, 16 de abril de 2009.

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