jueves, 16 de abril de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
Tengo que destacar lo bueno de esta estresante semana. Los ejercicios espirituales que estoy dando a Sor Alelí y que me están sirviendo para encontrarme personalmente con el Señor. Por medio de unas charlas, diálogos, ejercicios, con Sor Alelí, concepcionista franciscana, que el próximo veintiséis de abril, realizará con solemnidad su profesión perpetua. Mientras los doy los recibo, mientras los preparo reflexiono en mí. El paso que va a dar no es por el entusiasmo de estos días, es más bien fruto de una larga meditación que lleva realizando a lo largo de muchos años, tantos como los que llevo por La Puebla. Mi trabajo consiste en hacerla fabricar una guinda y que ella misma la sepa colocar en su vida, en su vocación, en su entrega a Dios.
Su vida no es fácil, casi la pequeña de una gran, pero que muy grande familia peruana, vino con su hermana, Sor Lira, a desarrollar su vocación. Las dos hermanas peruanas son una nota distintiva en la vida religiosa de esta localidad. Ella profesará, yo renovaré, como renovó la familia franciscana en el día de ayer su proyecto evangélico vivido a lo largo de estos ochocientos años.
Nunca pensé que me llamarían para predicar una novena. Nunca pensé que me llamarían para dirigir espiritualmente a una monja de clausura. Cuantas sorpresas tiene la vida. Jajaja. Sor – presa. Jajaja. Las charlas las doy en el locutorio y nos separa una reja. Jajaja. Pero os aseguro que no tengo ninguna sensación de estar de visita en una cárcel. Más bien parece una oficina de comunicaciones Morse, pues todo se hace por toques de campana. Din-din ______ Din-din es mi toque. Con él me despido. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo y buen fin de semana.

Gregorio.

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