martes, 28 de abril de 2009

Buenos días, Amigos.





Buenos días, Amigos.
Todavía no ha salido mi vecina de su casa. Es muy gracioso la escena que se monta todas las mañana. La madre, una mujer joven de mi edad, saca el coche para dirigirse a su trabajo. El perro se despierta de su tranquilo asiento y empieza a moverse de un lado al otro del precioso jardín. El abuelo, con trazas de haber madrugado, manda al perro que se esté quieto y deje de ladrar. A esto, la niña, con su mochila cargada, sale de la casa, seguro que después de haberse tomado un vaso de leche y de retocarse el pelo en el reflejo de algún mueble.
Cuando la niña sale al jardín, el perro se vuelve loco, no se para, juega, salta, ladra. La niña no ve el momento de llegar a la puerta y despejarse de tanto cariño. Tiene que intervenir el abuelo para que el can deje en paz a la niña, pueda colocarse, como la caperucita, su cazadora roja, y acompañar a su nieta al colegio, mientras ésta le da la monserga con una de sus infantiles ideas. Un abuelo quiere, da, entrega, se sacrifica, y mucho más, y aguanta, con majestuosa educación, la corrección de una nieta, porque es la flor del jardín, la joya de la casa, la dueña de su corazón.
Y todos los días la misma escena. Todos los días los mismos protagonistas. Mientras se enciende el ordenador y comienzo a teclear los Buenos días, desde mi ventana puedo observar la misma historia. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

La Puebla de Montalbán, 28 de abril de 2009.

1 comentario:

Unknown dijo...

Los protagonistas de esta escena matinal le damos las gracias. Ha sabido reflejar sentimientos tan profundos como el amor, paciencia, entrega y sacrificio, todos sin limites y desinteresados. Sentimientos que nacen del corazón y brotan naturales de todos nosotros, ahí están, como los rayos de sol de un nuevo día. Nuevamente GRACIAS.