martes, 5 de mayo de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
Tras la celebración de un Capítulo Provincial, una reunión muy especial que tenemos los frailes cada tres años, vienen los días de incertidumbre. El grado de disponibilidad y de obediencia de un fraile se mide por la capacidad de diálogo con los nuevos superiores y el deseo de servir mejor. En esa situación me encuentro. Y como yo, me imagino a todos los frailes que abarcamos la zona castellana en los alrededores de Madrid.
A la hora de hacer maletas, si llega el caso, no me preocupan tanto las que me tenga que llevar cuanto las que dejo. Debería ser fácil hacer el equipaje para vivir otra experiencia, abrir una nueva etapa en mi vida y encontrar otras personas en mis relaciones. Lo que no sé es qué pasaría con las maletas que a la fuerza tendría que dejar tras diez años trabajando entre la mies pueblana. No le pido nada al destino, y menos para estas cosas. Nunca mejor dicho. Sea lo que Dios quiera, aunque por dentro me estén comiendo los nervios. Pero sí, sea lo que Dios quiera.
En estos años he visto como amigos de La Puebla se iban al extranjero, otros se casaban, otros abrían negocios en otros lugares, otros incluso han partido de esta vida. No voy a ser yo quien le pongas trabas a mi vida cuando siempre ha sido mi principio la frase de Parménides, Todo cambia, y que el hombre es lo que experimenta. Como buen seráfico militar seguiremos haciendo las cosas bien hasta nuevas órdenes. Eso sí, no dejo de hacer balance de mi vida en esta última etapa, en estos últimos años y en todos los acontecimientos que se ponen enfrente de mi siento una gran satisfacción por mis días vividos en La Puebla de Montalbán. Pero tengo que despertar de mis sueños y enfrentarme un día más, con sonrisa en boca, a mi tarea principal, mis alumnos. Y un día más deciros, con todo mi cariño. Buenos días, nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.

La Puebla de Montalbán, 5 de mayo de 2009.



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