jueves, 26 de febrero de 2009

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Decía San Pablo, el que gritó a la inteligencia ateniense por reconocer el díos desconocido, el pasado miércoles de ceniza que teníamos que ser embajadores de Cristo. Estos días en el extranjero sí que me he sentido un poco embajador.
Estábamos en un restaurante de área de servicio de carretera cuando vi en una televisión colocada en la otra punta un informe-resumen de la gala de los Oscars. Me emocioné bastante cuando pude ver, con ojos guiñados, a nuestra Pé con la estatuilla. Sin pensarlo dos veces y sin miedo al ridículo irrumpí en aplausos como si en el mismísimo teatro Kodak estuviera. Las tensiones políticas también se notaron, pues en esos periódicos gratuitos, muy parecidos a los que nos dan al salir del Metro de Madrid, podíamos leer en caracteres griegos, la dimisión del Ministro de Justicia. Hoy los móviles acercan mucho a pesar de la distancia.
Mi madre es la que me filtraba las noticias, la que me habló de lo emocionante y radiante que estaba Pé, y como la chica había brindado el premio a su gente de Alcobendas. Pero no solo me he sentido embajador con los extranjeros, también a los que me han acompañado de Albacete, Cuenca, Ciudad Real y Granada, les he tenido que hablar de La Puebla de Montalbán; de su gente, su Historia y su patrimonio, y, como no, de su Celestina.
Hoy celebramos el VI aniversario del Museo de La Celestina. Espero que su gente, especialmente mis alumnos, se unan a este patrimonio para seguir haciendo historia, su historia; porque ellos, los jóvenes, son los mejores embajadores del futuro de su pueblo. Buen fin de semana. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.
Gregorio.

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