martes, 10 de febrero de 2009

Buenos días, Amigos.







Buenos días, Amigos.
Ayer estuve en Arenas de San Pedro. Al regreso del Master de Madrid me enteré que un compañero iba a Arenas a ver a felicitar a su madre y le mostré mi deseo de acompañarle. Necesitaba, como promesas al cielo, realizar tres cosas, pero sobre todo una; ponerme de rodillas a los pies de san Pedro de Alcántara, ante los cuales, hace veinticinco años tomé el hábito e hice mis primeros votos.
No estoy depre, pero sí algo cabizbajo vocacionalmente. En el listado que se ha hecho público de los frailes que van a Capítulo, la reunión principal para los frailes de una región, solo he sacado tres votos. No soy un fraile político, ni ideológicamente un líder ni un lince para este tipo de reuniones. Me alegro de no poder ir, más que nada por salvar todos los compromisos que en esos días ya tenía apuntados en mi agenda. Me alegro de no tener que ir por lo aburridas que son las sesiones, sobre todo en puntualizaciones lingüísticas que solo unos fanáticos leen. Me alegro de no tener que ir, porque así el fruto del Capítulo lo podré aceptar más como reto de la providencia que de la política y chanchullos de los frailes. Necesitaba poner me a los pies del Santo para pedirle humildad. A pesar de compartir posiciones con un buen provincial, con un santo varón, o un fraile letrado me veo raro en esa posición.
Como me gusta el análisis le doy vueltas a ese listado y me veo poco querido, apreciado, valorado o conocido dentro de mis frailes. Agradezco de corazón que tres frailes hayan confiado en mí, espero que como persona y como fraile en el trabajo en esta grey y con esta tropa no les defraude. Como agradezco a esos tres frailes anónimos que por un mensaje de móvil me han mandado sus votos de apoyo. Ese detalle, para un fraile como yo que le gusta trabajar en todo lo que le pidan, es un mensaje de apoyo muy grande. Los seis estuvisteis conmigo en la fría y húmeda capilla de San Pedro de Alcántara en ese precioso pueblo que se llama Arenas de San Pedro.
Aunque mis palabras puedan sonar a soberbia, lo único que pedí fue ser más humilde y agradecido, porque las tres cosas a las que fui a Arenas me salieron muy bien. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.


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