miércoles, 11 de febrero de 2009

Buenos días, Amigos.



Buenos días, Amigos.
Tenía muchas ganas de meterme en el aula. Después de más de diez días sin los chavales tenía mono de tiza y, sobre todo, de hablar con ellos. Pero no sé, ayer era uno de esos días, tal vez por las inclemencias climatológicas que nos tienen desequilibrados, que tuve que tomar la clase con bravura. No hubo clase, pequeños y grandes, donde el látigo de la conciencia resonara para aprovechar el tiempo, la ocasión o el momento que estamos viviendo, el tema que estamos reflexionando o la tarea sin hacer.
Es la historia de todos los días, pero ayer, tras lo compartido con mis Compañeros en el Master, lo aprendido con los Inspectores que nos dieron las charlas y la reflexión entorno a la película francesa, La Clase, la bronca salió perfecta. Aunque no se puede decir que las broncas sean buenas, creo que a su edad hacerles pensar, dar vueltas a lo que está bien y lo que está mal, les puede ayudar a reflexionar sobre las cosas importantes de la vida. Me gusta mucho el sistema educativo francés, puede que tenga mucha jurisprudencia, pero el respeto a las personas y a los valores, siempre será principio y raíz de una buena persona que es en definitiva los que desde la escuela, y especialmente desde la familia, se debería plantear. Ir todos a una.
El lunes, mientras trataba de dar una cabezadita entre ronquido y ronquido, en la sala de la tele de nuestro convento de Arenas de San Pedro pude ver un documental sobre África. La escena mostraba una maná de elefantes en plena selva donde, además de los progenitores, todos los miembros de la maná, eran responsables del cuidado de los elefantitos. Si lo hacen los animales, ¿por qué aquí se le carga a los chavales la mochila de libros y se les manda al ámbito escolar para recibir una ajena educación? Tendremos que rezar a algún santo más, porque san Valentín no remueve conciencias. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio.


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