lunes, 15 de diciembre de 2008

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
Tras el accidente que tuve hace un mes pensé que el coche, a pesar de salir brillante del taller, tendría algo, no sé, algo, un freno, una amortiguación, un tornillo, un algo que al pasar la Itv me llamarían la atención. Ayer me acerqué a Talavera, pensé que sería el trayecto más cómodo. Todas las pruebas las fue pasando muy bien, siga adelante, decía en técnico encargado, siga adelante. Siempre me pasa, hay cosas que no sé dónde están de no utilizarlas como las luces antiniebla.
Todo parecía seguir adelante menos en la última prueba y con las ruedas de atrás. Estarían midiendo el nivel de amortiguación. Nada, otra vez tenía que repetir el ejercicio. Ya estaba tan nervioso que no atinaba cuando me decían que moviese el volante a la derecha o a la izquierda. Tuve que sacar el coche de ese barranco que me comía lo menos cinco veces. Pensé que en la amortiguación estaba la huella de mi accidente, la sospecha que tenía. A todas éstas, el chico encargado de mi inspección, joven, pensé que sería mi suerte, tenía una cara de examinador más pendiente de sus pantalones que del vehículo que inspeccionaba.
Fue otro técnico el que le dijo a mi encargado que el rodillo donde las ruedas traseras del coche estaban haciendo presión se había roto. Atacado de los nervios, sudando, me tuve que poner en otra máquina, repetir el ejercicio, marcha atrás, dejarme caer en el barranco, punto muerto, turbulencias, y siga adelante. Cuando me dijo que en la cafetería esperase pensé que allí me dirían los fallos que habían encontrado. Con el café pedido y sin verlo en el mostrador me llamaron y me despidieron hasta dentro de dos años. El coche estaba bien.
Por lo que veo, las secuelas del accidente todavía están en mi mente y en mi piel que todavía tengo que hidratar. Espero que tras los turrones la inspección de la salud también me dé el aprobado. Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.

Gregorio

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