domingo, 21 de diciembre de 2008

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Con las cuatro velas del Adviento, la esperanza abierta de par en par, la ilusión llena de angelitos y el ruido, solo el ruido, de la Lotería Nacional de fondo, muy apropiada para decorar la casa, quiero aprovechar para desearos, a Vosotros y a vuestros seres más queridos, una Feliz Navidad y un Próspero 2009. Si sois capaces de presentaros ante el Pesebre, ante el Niño Dios, con vuestras mejores galas de humildad y sencillez, no habrá duda de que la dicha ha llegado a vosotros para el Año Nuevo.
Han sido muchos días compartidos con Vosotros a lo largo de este año que termina, lo escrito escrito está. Por eso agradezco las plumas que con desacuerdo, felicitación, ánimo, y más motivaciones habéis respondido a mis Buenos días para expresar vuestra opinión y hacer menos frío este escrito.
Estoy seguro que ya habéis visto la película Bella. Hay una escena en la que aparece un ciego que tiene escrito un cartel donde podemos leer: “Dios me quitó la vista para que pudiera ver”. Mi amiga Bea, de Valencia, está esperando que llegue ese día mejor. Y ya ha llegado. Es hoy. Es mañana, es pasado, es el año que viene. Cada día ha de ser mejor, por lo menos el planteamiento ha de gozar del optimismo personal que supere las barreras de los demás.
Como a Bea, a todos Vosotros, os deseo un día mejor, una Navidad mejor, un 2009 mejor que, desde la sencillez y humildad de este portal cibernético, os lo deseo con los ojos del corazón.
Buenos días nos dé Dios. Y mucha suerte.

Un abrazo.

Gregorio

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