miércoles, 17 de noviembre de 2010

Gracias, Santo Padre.

Buenos días, Amigos.
Todavía me llama la atención la carga espiritual, social, cultural y política que ha tenido la visita de Benedicto XVI a España en este último viaje. No solo han sido muchas las personas que me han preguntado por mi parecer sino que algunas emisoras de radio también me han interrogado. No es que eso me haya molestado, todo lo contrario. Es que el fin de semana primero de noviembre no tenía en la agenda anotado el seguimiento televisivo del Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, y si un cursillo formativo en Madrid.
Soy uno de los asombrados al ver el desplazamiento y despliegue de los Medios en seguir muy de cerca sus pasos y palabras tanto en Santiago como en Barcelona. Tanto que me chocó ver retransmitida la despedida desde los lagares del aeropuerto de la Ciudad Condal. Eso me gusta. En estos días de crisis que un anciano de blanco provoque un gran revuelo me parece una buena noticia; se ve que estamos ansiosos de buenas noticias, o que en la sociedad no encontramos alguna. Ahora bien, un hombre como Benedicto XVI, de sonrisa tímida, tiene un mensaje profundo, misterioso e intelectualmente fuerte que no todos estamos en esa onda decomprensión. Estoy seguro que este Papa hará historia, pues no es una persona de imagen, sino de palabras y de obras. Pasará tiempo para que comprendamos lo que nos ha querido decir, auque para entonces, Él ya no esté con nosotros.
Gracias, Santo Padre por su reciente visita, y por el nuevo talante de su mensaje.
Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 17 de noviembre de 2010.



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