viernes, 25 de marzo de 2011

TRABAJAR.

Buenos días, Amigos.
Recibí este chiste tan gracioso de una amiga ayer por la mañana; ella trabaja pero no cobra. A medio día hablé con mi hermano y me contaba lo mal que estaba en el trabajo, lo poco que cobraba y las cosas que ha dejado de hacer porque su nuevo horario laboral no se lo permite. Por la tarde, y con unos primos lejanos, me mostraban lo mal que se está sin trabajo. Podría decir que ayer todo era trabajo y todo era lamento: lamento por no tenerlo, lamento por no cobrarlo, lamento por tenerlo mal.
La situación que estamos viviendo es lamentable, el panorama es desesperador para los jóvenes. Mi hermano tiene cuarenta, mi primo treinta y cinco, y mi amiga veintiocho. Pero no son los únicos. Cada vez es más la gente que voy conociendo que está en el paro, que han consumido este subsidio de apoyo económico y que se están adueñando de una fuerte depresión, más si hay niños por medio. Siendo sincero, las puertas de Cáritas cada vez son más numerosas y entre ellos podemos ver que no solo son sudamericanos, rumanos o marroquís: son españoles.
Pensando en éstas iba cuando mi primo me regaña por haber atravesado solo un parque con el único arma de un paraguas. Por lo visto ese recinto es un campo de batalla donde los líderes de las pandillas luchan por crear propiedad. Son famosas su cechorías de primero de mes, donde aguardan a los mayores a las puertas de los Bancos o Cajas Rurales para pedirles el sobre de la paga. Lo último, hace dos días, habían atracado la sucursal de unas calles más abajo. Tranquilos no hablo de Guadalajara. Ayer estuve en una de las muchas ciudades, así aprendí a llamar a los pueblos con más de diez mil habitantes, de Madrid. A la entrada del bloque de mis tíos un preservativo usado parecía darme la bienvenida para que supiese el terreno que pasaba. Lamentablemente el trabajo es algo más que un problema.
Como dice el chiste, no sé cómo estaré cuando tenga sesenta y tantos años para trabajar. Lo que me preocupa es que gente joven sufra depresiones porque no lo tiene. Y el panorama no parece ser tan esperanzador como lo pintan.
Buenos días nos dé Dios.
Un abarzo.
Gregorio.
Guadalajara, 25 de marzo de 2011.

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