lunes, 21 de febrero de 2011

Reenviar.

Buenos días, Amigos.
Hace unos días alteré bastante mi carácter con mis compañeros por un correo electrónico que había recibido y que alguno de ellos también se lo había encontrado en su ordenador. Había salido una noticia en los Medios y éstos la explotaron al máximo tal como lo habían recibido. Después, tratando de encauzar las aguas, desde la otra versión se trató de hacer un comunicado que aclararan la noticia, sobre todo la versión televisada. Mi cabreo viene dado por el reenvío insistente que recibí a lo largo del pasado viernes. La noticia la conocía unos días antes de este revuelo cibernético que se creó. Con eso no quiero dar la razón ni a la parte que conozco ni a la otra que también podría conocer.
Uno reenvía esos montajes tan preciosos que recibimos. Se lo envías a tus amigos, a esos familiares que sabes que les va ese tema, o lo reenvías a toda tu agenda porque deduces que a alguno le puede servir. Pero lo que no se me ocurre reenviar a mis direcciones son los chismorreos de unos o de otros. Por mucho que puedan aclarar la verdad, lo lógico es ser prudente y no extender más el chismorreo. En La Puebla de Montalbán tienen una palabra para este tipo de personas que disfruta con los cotilleos y se une a ellos: Gaspachero. Que gran nombre para los que les gusta cocerse, freírse, secarse, empanarse, aderezarse o lo que sea con las cosas de los demás.
Ahí están. Son inteligentes, cultos, con una gran formación. Pero qué tendrá el chismorreo que a todos nos gusta, aunque seamos religiosos.
Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 21 de febrero de 2011.



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