domingo, 20 de febrero de 2011

Necesito ir a Oz.

Buenos días, Amigos.
Necesito con urgencia ir a Oz. Necesito buscar al Mago de Oz y que me ayude. Necesito volver a Kansas y encontrarme con Hunk, con Zeke y con Hickong para hablar sinceramente con ellos. Hay en mi vida muchos espantapájaros, hojalatas y leones.
En este trayecto de la vida, tan reflexivo para mi, me estoy dando cuenta que he perdido el valor de mis ideales, el corazón de mis sentimientos y la razón de mis ideales. Necesito que desaparezcan de mi vida las brujas que no me dejan moverme por este mundo real. En la próxima tormenta cerraré fuertemente los ojos y desearé encontrarme con el Mago para que me haga creer de nuevo en todo lo que he perdido y orientar mi camino hacia otros derroteros que me ayuden a ser feliz. Sí, a ser feliz. La Bruja del Norte no me deja crecer. La Bruja del Sur no me deja moverme. La Bruja del Este no me deja reír. La Bruja del Oeste no me deja soñar. Incluso, perdido en tan reducido espacio, siento que he perdido la referencia de la amistad. Ni los zapatos rojos de Dorothy, ni el traje del Príncipe Feliz, ni la capita roja de Caperucita me hacen gracia. Necesito entrevistarme con el Mago de Oz y que me devuelva la ilusión.
No sé si necesito un cerebro, un corazón o más valor para enfrentarme con los duros tragos de la vida. Creía que, en este triste cuento, se veían las imperfecciones que uno encuentra en los amigos. Pero no, creo que son las lagunas que tengo yo ante los demás y que cada vez me están dejando más solo.
Pero, si tuviera que elegir solo un deseo, elegiría, como ayer los niños que fueron a ver el Musical de El Mago de Oz, el de ese personaje que tanto les hizo reír, el Espantapájaros, que su simpleza e ingenuidad, nos hacía reír a todos. Pobre payaso.
Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 20 de febrero de 2011.

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