viernes, 4 de diciembre de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
En estos días estoy teniendo celebraciones de Adviento con los alumnos de Maristas. El Adviento es ese tiempo que nos prepara para la Navidad. El Adviento es esa esperanza que todos tenemos dentro, de nuestro adviento dependerá nuestra vida, nuestra forma de ser, la proyección que tengamos con los demás. Tenemos que buscar signos de Adviento en nuestra sociedad que nos ayuden a tener ilusión, a creer en la posibilidad de un mundo mejor, sobre todo para los que vienen detrás.
Uno se va dando cuenta que cada año, cada Adviento, cada vela que se enciende ilumina a más niños, a más jóvenes, a esos bebés que he ido viendo crecer y que su nombre ya va acompañado de un número de identidad porque su voz y su opinión ya cuentan para poder vivir en libertad y en democracia. Por eso, cuando celebro el Adviento con estos nuevos rostros alcarreños me acuerdo de aquellos que dejé al cuidado de la Celestina en las orillas del Tajo, de mi sobrino Antonio, de mi amiga Rosalía, y de tantos amigos que ya son padres y miran con cariño sus retoños.
El Adviento ha de ser un tiempo de esperanza para todos y, en nuestro caminar, cada rostro, cada calle, cada luz o color, o nota musical, ha de ser un signo del Adviento que nos motive a todos a embellecer nuestro mundo. Porque nuestro mundo necesita de la Belleza de Dios y, para él, tú y yo somos sus artistas necesarios. Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 4 de diciembre de 2009.

No hay comentarios: