miércoles, 28 de octubre de 2009

Buenos días, Amigos.


Buenos días, Amigos.
Perdonad, me lío y se me olvida escribir. Luego, cuando cae la noche prefiero echarle píes a la oscuridad, y me duele no haber escrito. Por casualidad me he encontrado a un grupo de los pequeños de mi nuevo colegio de referencia que esperaban a las puertas de una autobús artístico fletado por Caja Burgos para promocionar el arte contemporáneo entre los pequeños. Ya que alguno me ha reconocido me he quedado con ellos y he visto lo artistas que son. Son un as en recortar y pegar, en dibujar no tanto. Pero me he dado cuenta que en eso de compartir no tienen tanta destreza. Discusiones por las tijeras, voces por las ceras, enfados por los rotuladores. Los niños son así, muy suyos. Y eso que todo el material era aportado por el patrocinador.
Por eso, cuando un niño te da una sonrisa, te da un caramelo, te enseña lo que ha hecho o descubierto, o comparte algo suyo, yo me siento muy feliz porque veo que esa estructura egoísta la van venciendo y se van dando cuenta de lo importante que es compartir. Para ello, los mayores hemos de ser una ejemplo, un espejo donde el altruismo pueda reflejarse. Pero eso en harina de otro costal. Hoy los niños han aprendido a ser artistas, a ver y observar arte, mientras ellos se convertían en artesanos de su propia obra, mientras compartían los materiales. Y esto, creo, es la mejor lección. Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 28 de octubre de 2009.

No hay comentarios: