miércoles, 11 de mayo de 2011

Juan Pablo II, Te quiere todo el mundo.

Buenos días, Amigos.

Como muchos de vosotros he seguido la beatificación de Juan Pablo II con mucha emoción. El pasado viernes, en el programa de la COPE donde colaboro, una vez concluida la conexión con Roma, el encargado del programa me preguntó si yo tenía alguna experiencia con Juan Pablo II a lo largo de mi vocación. Fue como la pregunta de un largo discurso.


Ya como seminarista en Ávila, con diecisiete años recién cumplidos, fui monaguillo de Juan Pablo, el Grande, como muy bien se le llama. Era grande, muy grande. Era imponente, diría yo. Recuerdo aquellas gentes en la fría mañana de primero de noviembre en la explanada norte de la Muralla, más frío todavía. A Chuchi y a mí, que éramos los monaguillos de la jofaina, nos metieron en una especie de sacristía que había detrás del altar. No podíamos ver nada, nada de nada. Solo aquel grito imponente de: Juan Pablo II, te quiere todo el mundo. Cuando entró en la sacristía, con lo alto y fuerte que era, con esa capa roja. Uno que por entonces era llamado como el finísimo Gregorio, os podéis imaginar la impresión al ver al Santo Padre. ¡¡¡ Impresionante !!! Juan Pablo II, el Papa, el Santo Padre, después de haber vencido un atentado, estaba en Ávila para clausurar el Centenario de Santa Teresa. Recuerdo el sol que me calentaba y me daba fuerzas. Recuerdo a los Reyes y a todo el Gobierno del momento, que estaban muy cerca. Recuerdo una gaviota, que como una paloma, volaba y revolaba por encima de ese ínvernado cielo.


Después de aquella ocasión me dolía ver al Papa como un punto blanco en la distancia entre la multitud. Me recordaba la película sobre San Francisco, Hermano Sol, Hermana Luna. Pero la vida y el mundo lo hemos hecho así, cargado de instantes, de momentos que transcienden una vida y una historia.


Buenos días nos dé Dios.

Un abrazo.


Gregorio.

Guadalajara, 11 de mayo de 2011.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues no me extraña que te acuerdes.. Avila por la noche, las murallas, con muchas, muchas monjas y monjes... era impresionante..