martes, 16 de marzo de 2010

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
La muerte de Miguel Delibes me ha entristecido mucho. Si soy sincero me hubiera gustado tener la facilidad de derramar lágrimas, pero no ha podido ser; no soy plañidero. Fue mi amiga M. quien a primera hora de la mañana me comunicó la triste noticia con un mensaje en el móvil. Mientras me duchaba algo escuchaba en una emisora de radio pero creí que hablaban de la gravedad de las últimas horas. No sé que habrá pensado mis compañeros, pero el sábado yo tuve un pequeño funeral por él. Un hombre como Delibes, con la cultura y el saber estar que tenía, con la conciencia que demostraba en asuntos no solo religiosos, tenía que marcharse como Dios manda con su Señora de rojo sobre fondo azul. Me dio rabia, cuando le pregunté a un alumno en la calle si sabía la noticia y me respondió que quién era ese, cosas de la vida. Por eso me alegré cuando comprobé que algunas cadenas de televisión, sensibles con la noticia, me llevaron a Valladolid y poder participar en el funeral. Me hubiera gustado llorar pero no podía. Descanse en paz este buen hombre, este gran escritor y esta gran persona. Y, ahora, que vivan entre nosotros su personajes que se han quedado para la eternidad mirando a la milana bonita.
Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 16 de marzo de 2010.

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