miércoles, 3 de febrero de 2010

Buenos días, Amigos.

Buenos días, Amigos.
Hace unos días que actuaron en Guadalajara el grupo EBS, Ella Baila Sola, como tenía unas invitaciones pude ir acompañado. La actuación me pareció muy buena, me gustó mucho más el directo que lo que había escuchado en su último disco. Vaya desde estas líneas mi felicitación. Pero no es de ellas, ni de Marta ni de Rocío, de quienes quisiera escribir aquí. Sino más bien de otras personas. Aunque lo mas correcto sería llamarles "personajes". Corrompido por la invitación a un café me dejé llevar de mis acompañantes. Un café y a la cama. Las noches de este frío invierno son siberianas en Guadalajara. Pero tras una pista sospechosa, alguien había visto una tableta de chicles de nicotina en el suelo, junto a la barra del bar donde nos encontramos, todos nos dejamos llevar por la intuición policiaca femenina.
Efectivamente, unas horas antes el marido había estado allí de ronda y ante el invicto nos invitaba en desde su nuevo destino. Pero ese señor, el de las tabletas de nicotina, no es el "personaje" del que me gustaría escribir. Ya con el segundo café de la noche en el cuerpo, y sin bailar, se acercaron un matrimonio de baja estatura y finos modales. El anfitrión de nuestra gala, que los conocía, quiso ser amable en la despedida, sin conseguir que se marcharan. Alagados por lo dicho en referencia a la educación de sus hijos, la baba caía a raudales. Ahí entró el declive. Orgullosos los padres de sus hijos la comparación se hizo odiosa. "Es que nuestros hijos han salido a nosotros, sus padres".
Hasta aquí todo parecía ir bien, sereno y tranquilo. Que los hijos sean educados hacen merecer un premio a los padres. Que los hijos sean cariñosos, hacen merecer un gran reconocimiento a los padres. Pero que un padre, delante de su esposa y delante de un desconocido, como era mi caso, que diga que lo que más le gustaba era ..... Bueno, creo que me entendéis. Eso. Sí. El ñacañaca. Que sí. Os lo prometo. Se sentía orgulloso de no ir a las discotecas y de tomar a la novia, su mujer presente en la conversación, y en el campo, en un olivo, donde tenían escondida una manta, los entonces jóvenes retozaban su juventud con la manta. La conversación de la manta se prolongó por más de quince minutos.
Os podéis imaginar cómo estaba el resto de la gala que escuchaban expectantes el desarrollo final. Y es que, si los hijos salen a los padres, en toda Guadalajara no habrá olivar que atesore la preciosas mantas alcarreñas para el tiempo libre, si es que queda.
Buenos días nos dé Dios.
Un abrazo.
Gregorio.
Guadalajara, 3 de febrero de 2010.

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